Krishna no es simplemente el administrador de este mundo, sino el poseedor de su propio reino.
La Persona Suprema de Dios no sirve principalmente como administradora de este mundo, sino como beneficiaria de Su propio reino, que trasciende las experiencias más extraordinarias de las almas condicionadas. En otras palabras, aunque un rey o un presidente supervisen, en última instancia, el sistema penitenciario, su verdadera felicidad reside en su propio palacio y no en impartir justicia a los presos descarriados. Del mismo modo, el Señor delega responsabilidades a los semidioses para que administren la creación material en Su nombre, mientras se regocija en el océano de dicha trascendental de Su propio reino divino. Por lo tanto, comprender la presencia del Señor en Su propio reino es mucho más profundo que la mera noción de que Él es el creador de la prisión del mundo material. Esta realización de Bhagavān comienza con la comprensión de que hay innumerables planetas Vaikuṇṭha en el cielo espiritual y que en cada uno de ellos habita una expansión particular de Nārāyaṇa, con Sus innumerables devotos que están apegados a esa forma particular. El planeta central y principal en el cielo espiritual se llama Kṛṣṇaloka, donde la Personalidad de Dios exhibe su forma suprema y original de Govinda. Como confirma el Señor Brahmā: govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi. El Señor Brahmā también afirma:
īśvaraḥ paramaḥ kṛṣṇaḥ sac-cid-ānanda-vigrahaḥ
anādir ādir govindaḥ sarva-kāraṇa-kāraṇam (Brahma-saṁhitā 5.1)
Por lo tanto, el amor por Kṛṣṇa y la entrada en el planeta de Kṛṣṇa en el cielo espiritual es el estado de vida más supremo y perfecto disponible en cualquier lugar, en cualquier momento, a lo largo de la totalidad de la existencia. Esta perfección está disponible en Kali-yuga simplemente cantando los santos nombres de Dios: Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare; Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Por lo tanto, todo hombre, mujer o niño en su sano juicio debe comprender profundamente la oportunidad sin precedentes que ofrece Caitanya Mahāprabhu y emprender seriamente este proceso de canto. Solo la persona más desafortunada e irracional descuidará esta oportunidad trascendental.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Undécimo Canto, Capítulo 05 – Texto 36.