La vida humana no está hecha para el llamado desarrollo económico o el avance de la ciencia materialista.

El hombre materialista de la era moderna sostendrá que la vida, o parte de ella, nunca está hecha para discutir argumentos teosóficos o teológicos. La vida es para vivirla el mayor tiempo posible, para comer, beber, tener relaciones sexuales, regocijarse y disfrutar de los placeres de la vida. El hombre moderno aspira a vivir eternamente a través del progreso de la ciencia material, y existen numerosas teorías sin fundamento que buscan prolongar la vida al máximo. Sin embargo, el Srimad-Bhagavatam sostiene que la vida no tiene como propósito el desarrollo económico ni el avance de la ciencia materialista en función de una filosofía hedonista de comer, aparearse, beber y divertirnos. La vida está destinada exclusivamente a realizar tapasya, para purificar la existencia y poder ingresar a la vida eterna justo después de la forma humana. Los materialistas desean extender su vida lo más posible, pues carecen de conocimiento acerca de la vida después de la muerte. Buscan obtener el máximo de comodidades en este mundo presente porque están convencidos de que no hay otra vida tras la muerte. Esta ignorancia sobre la eternidad del ser y el cambio de forma en el mundo material ha causado graves problemas en la estructura de la sociedad moderna. Como resultado, a menudo las soluciones propuestas por el hombre moderno solo han intensificado los problemas existentes. Aunque se pueda vivir más de cien años, el avance de la civilización no necesariamente se relaciona con ello. El Bhagavatam menciona que ciertos árboles pueden vivir cientos o miles de años. En Vrindavana, hay un tamarindo (conocido como Imlitala) que se asegura existió durante la época del Señor Krishna. En el Jardín Botánico de Calcuta, hay un baniano que se dice tiene más de quinientos años, y hay muchos árboles similares en el mundo. Svami Sankaracarya vivió solo treinta y dos años, y el Señor Caitanya cuarenta y ocho. ¿Significa esto que la larga vida de esos árboles es más significativa que la de Sankara o Caitanya? Una vida larga sin valor espiritual no tiene mucha importancia. Se puede dudar de que los árboles tengan vida porque no respiran. Sin embargo, científicos modernos como Bose han probado que hay vida en las plantas, lo que indica que la respiración no es el único signo de vida. El Bhagavatam señala que el fuelle de un herrero respira con mucha profundidad, pero eso no implica que tenga vida. Un materialista podría argumentar que la vida de un árbol y la de un ser humano no pueden compararse, ya que el árbol no puede disfrutar del placer de comer o de las relaciones. En respuesta, el Bhagavatam cuestiona si otros animales, como perros y cerdos, que comparten el mismo entorno con los humanos, no disfrutan también de la comida y la vida sexual. La referencia específica del Srimad-Bhagavatam a «otros animales» implica que aquellos que solo planean una vida mejor basada en comer, respirar y aparearse, son también animales en forma de humanos. Una sociedad compuesta por tales «humanos» no puede beneficiar a la humanidad, pues un animal puede hacer daño a otro animal, pero raramente actuar en favor de otro.

Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Segundo Canto, Capítulo 3 – Texto 18.

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