La prosperidad material depende de la misericordia del Señor.
La prosperidad material se define por la posesión de una buena esposa, un hermoso hogar, tierra suficiente, hijos ejemplares, relaciones familiares distinguidas, victoria sobre los competidores y, mediante el trabajo devoto, la obtención de una residencia en las esferas celestiales superiores para disfrutar de mejores condiciones materiales. Estas ventajas no se adquieren únicamente por el duro trabajo manual o por medios injustos, sino por la gracia del Señor Supremo. La prosperidad lograda mediante el esfuerzo propio depende también de la misericordia del Señor. El trabajo individual debe combinarse con la bendición del Señor, pues nadie puede tener éxito sólo con sus propios esfuerzos, sin la bendición divina. En la era de Kali, el hombre moderno cree en el esfuerzo propio y niega la gracia del Señor Supremo. Incluso un gran sannyasi indio dio discursos en Chicago disputando la gracia del Señor Supremo. Sin embargo, de acuerdo a los sastras Védicos, como podemos leer en las páginas del Srimad-Bhagavatam, la aprobación final de todo éxito yace en las manos del Señor Supremo. Maharaja Yudhisthira reconoció esta verdad en sus éxitos personales y depende de todos seguir los pasos de este gran rey y devoto del Señor para hacer de sus vidas un éxito completo. Si uno pudiera tener éxito sin la aprobación del Señor, entonces ningún médico fracasaría en curar a sus pacientes. A pesar de los tratamientos más avanzados administrados por el médico más moderno, la muerte sigue ocurriendo, e incluso en los casos más graves, los pacientes se recuperan asombrosamente sin tratamiento médico. En conclusión, la aprobación divina es la causa inmediata de todos los acontecimientos, ya sean buenos o malos. Todo hombre de éxito debe estar agradecido al Señor por todo lo que ha conseguido.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Primer Canto, Capítulo 14 – Texto 9.