¿Por qué sufro?

En lugar de tratar de comprender la voluntad del Ser Supremo, o de aceptar las leyes de la naturaleza como leyes divinas, la mentalidad científica aspira a situar al hombre por encima de Dios para mejorar la naturaleza. Sin embargo, un examen atento de estas actividades revela que los dos objetivos declarados, el conocimiento y el placer, no se han alcanzado a pesar de muchos años de esfuerzo. Los materialistas nos instan a ser pacientes, asegurándonos que pronto se conocerá la respuesta y que el placer estará al alcance de todos. Mientras tanto, nos ofrecen multitud de artilugios tecnológicos para entretenernos. Incluso si morimos esperando, el científico sigue negándose a admitir la tragedia, viendo la vida sólo como una peculiaridad molecular.
De este modo, los insensibles malgastan el precioso tiempo de la vida humana, tiempo que deberían dedicar a encontrar la respuesta a la pregunta más acuciante de todas: «¿por qué sufro?». En realidad, se niegan incluso a admitir que están sufriendo. La vida así malgastada se convierte en una dolorosa paradoja en la que cada minuto que pasa aumenta la miseria, hasta que el cuerpo se derrumba en un desconcierto abrumador.

Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición de 2012), «The Scientific Basis of Krishna Consciousness», página 48.

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