Una persona inteligente nunca debe interesarse por libros que no aborden las actividades del Señor Krishna.

La manifestación del Señor con el objetivo de llevar a cabo proezas extraordinarias se denomina līlāvatāra, y tiene como formas reconocidas a Viṣṇu con nombres tales como Rāmacandra, Nṛsiṁhadeva, Kūrma, Varāha, entre otros. No obstante, de todos estos līlāvatāras, el más venerado hasta nuestros días es el Señor Kṛṣṇa, la fuente original de viṣṇu-tattva. El Señor aparece en la prisión de Kaṁsa y es rápidamente llevado al entorno pastoral de Vṛndāvana, donde realiza asombrosas hazañas infantiles junto a sus amigos pastores, compañeros, padres y benefactores. Finalmente, las travesuras del Señor se trasladan a Mathurā y Dvārakā, lo que pone de manifiesto el profundo amor de la gente de Vṛndāvana en su dolorosa separación del Señor Kṛṣṇa. Estas actividades del Señor son īpsita, es decir, la fuente de todas las interacciones amorosas con la Verdad Absoluta. Los devotos puros del Señor son los más perceptivos y diestros; ellos rechazan las literaturas irrelevantes e infructuosas que desatienden la verdad suprema, el Señor Kṛṣṇa. Aunque tales literaturas pueden ser ampliamente elogiadas entre los materialistas de todo el mundo, son completamente ignoradas por la comunidad de Vaiṣṇavas puros. En este contexto, el Señor señala que las literaturas apropiadas para los devotos son aquellas que ensalzan las actividades del Señor como puruṣa-avatāra y līlāvatāras, culminando en la encarnación personal del Señor Kṛṣṇa Mismo, tal como se confirma en el Brahma-saṁhitā (5.39):

rāmādi-mūrtiṣu kalā-niyamena tiṣṭhan nānāvatāram akarod bhuvaneṣu kintu
kṛṣṇaḥ svayaṁ samabhavat paramaḥ pumān yo govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi

Rindo homenaje a Govinda, el Señor primordial, que se manifestó personalmente como Kṛṣṇa y los diversos avatares en el mundo en formas como Rāma, Nṛsiṁha, Vāmana, etc., como Sus porciones subjetivas.

Incluso los textos védicos que desatienden a la Suprema Personalidad de Dios deben ser desechados. Este mismo mensaje fue transmitido a Nārada Muni por Śrīla Vyāsadeva, el compilador de los Vedas, cuando el notable Vedavyāsa se sintió insatisfecho con su obra.

Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Undécimo Canto, Capítulo 11 – Texto 20.