Lo que es más preciado para uno mismo debe ser ofrecido a Krishna.
Querido Uddhava, uno puede renunciar al orgullo y al estatus superficial al dedicarse a diversas actividades devocionales. La verdadera purificación proviene de ver, tocar, adorar, servir y ofrecer oraciones de glorificación y respeto hacia Mi forma divina y Mis devotos puros. Además, es fundamental alabar Mis cualidades y actividades trascendentales, escuchar con amor y fe las narraciones de Mis glorias y meditar en Mí constantemente. Todo lo que uno obtiene debe ser ofrecido a Mí; al reconocerse como Mi eterno sirviente, debe rendirse completamente a Mí. Se debe hablar incesantemente sobre Mi nacimiento y Mis acciones, y hallar alegría en la celebración de festivales, como Janmāṣṭamī, que honran Mis pasatiempos. En Mi templo, se promueve la participación en festivales y ceremonias a través del canto, la danza, la interpretación de instrumentos musicales y la interacción con otros Vaiṣṇavas. También es esencial observar todos los festivales anuales, celebrando y asistiendo a ceremonias, realizando peregrinaciones y haciendo ofrendas. Igualmente, es crucial seguir los votos religiosos como el Ekādaśī y cumplir con los procedimientos de iniciación descritos en los Vedas, Pañcarātra y textos afines. Uno debe apoyar sinceramente la instalación de Mi divinidad y contribuir, ya sea individual o colectivamente, a la construcción de templos y ciudades dedicados a la conciencia de Krishna, así como jardines de flores y frutas que celebren Mis pasatiempos. Es vital verse a uno mismo como Mi humilde sirviente, actuando con seriedad y asistiendo en la limpieza del templo, Mi hogar. Esto incluye barrer, quitar el polvo y realizar otras tareas de limpieza con agua y estiércol de vaca. Después de secar, se debe rociar agua perfumada y adornar el templo con mandalas. Así, se debe imitar a Mi siervo. Un devoto debe evitar presumir de sus actividades devocionales, ya que el verdadero servicio debe estar libre de orgullo. También es importante no usar las lámparas que se Me ofrecen para nada que no sea iluminar, y nunca ofrecerme objetos que hayan sido utilizados por otros. Lo que uno más desea y valora en este mundo material debe ser ofrecido a Mí, ya que tal ofrenda califica a una persona para la vida eterna.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Undécimo Canto, Capítulo 11 – Texto 34-41.









