¿De qué manera el karma pasado es responsable de la angustia presente?
Otra forma de referirse a la característica Paramatma del Señor es kala, o tiempo eterno. Este tiempo eterno es el testigo de todas nuestras actividades, buenas o malas, y determina las reacciones que se derivan de ellas. Es inútil pretender no saber por qué sufrimos. Podemos olvidar las malas acciones por las que ahora sufrimos, pero debemos recordar que Paramatma está siempre con nosotros y, por tanto, lo sabe todo: pasado, presente y futuro. Y puesto que la característica Paramatma del Señor Krishna determina todas las actividades y reacciones, Él es también el amo supremo. Sin Su permiso, nada puede moverse, ni siquiera una brizna de hierba. Los seres vivientes tienen la libertad que merecen, y el mal uso de esta libertad es la causa del sufrimiento. Los devotos del Señor no abusan de su libertad y son, por tanto, los buenos hijos del Señor. Los demás, que abusan de su libertad, se encuentran sumidos en las miserias deseadas por el eterno kala. Este kala ofrece a las almas condicionadas tanto felicidad como miseria. Todo está predestinado por el tiempo eterno. Así como sufrimos la desgracia sin solicitarla, también podemos experimentar la felicidad sin solicitarla, porque todo está predestinado por el kala. Por tanto, nadie es amigo o enemigo del Señor. Cada uno sufre los resultados de su propio destino, creado por los seres vivientes en el curso de sus relaciones sociales. Todos buscan dominar la naturaleza material y, por tanto, crean su propio destino bajo la supervisión del Señor Supremo. Él es omnipresente y, por tanto, puede observar las actividades de todos. Y puesto que el Señor no tiene principio ni fin, también se le conoce como kala, tiempo eterno. En el Bhagavad-gita, el Señor recomienda rendirse a Él, renunciando a todos los demás compromisos. También promete proteger a las almas que se rinden a Él de las reacciones de todas sus actividades pecaminosas. Según Srila Rupa Gosvami, la angustia causada por las actividades pecaminosas se debe a los propios pecados, así como a los pecados cometidos en nuestras vidas anteriores. Generalmente, cometemos actividades pecaminosas por ignorancia. Pero la ignorancia no es una excusa para escapar de la reacción. Las actividades pecaminosas se dividen en dos categorías: maduras e inmaduras. Las actividades pecaminosas por las que ahora sufrimos se llaman maduras. Las numerosas actividades pecaminosas almacenadas dentro de nosotros por las que aún no hemos sufrido se consideran inmaduras. Por ejemplo, un hombre puede haber cometido actos criminales sin sufrir las consecuencias. Sin embargo, en cuanto es descubierto, corre el riesgo de ser arrestado. Del mismo modo, por algunas de nuestras actividades pecaminosas, esperamos angustia en el futuro, y por otras, que son maduras, sufrimos en el presente. Así, hay una cadena de actividades pecaminosas y angustias concomitantes, y el alma condicionada sufre vida tras vida a causa de estos pecados. Sufre en su vida presente los resultados de las actividades pecaminosas de su vida pasada, mientras que al mismo tiempo crea más sufrimiento para su vida futura. Las actividades pecaminosas maduras se manifiestan en forma de enfermedad crónica, complicaciones legales, nacimiento en una familia de baja condición y degradada, o falta de educación o de belleza. Hay muchos reacciones de nuestras actividades pecaminosas pasadas por las que sufrimos ahora, y podemos sufrir en el futuro a causa de nuestras actividades pecaminosas presentes. Pero todas estas reacciones a las actividades pecaminosas pueden detenerse inmediatamente si adoptamos la conciencia de Krishna. Para afirmar esto, Rupa Gosvami cita el Srimad-Bhagavatam, undécimo canto, decimocuarto capítulo, versículo 19. Este versículo está relacionado con las instrucciones del Señor Krishna a Uddhava, donde Él dice: «Mi querido Uddhava, el servicio devocional a Mí es como un fuego ardiente que puede reducir a cenizas cualquier número de combustibles que se le suministren. » El significado de esta frase es que, así como un fuego ardiente puede reducir a cenizas cualquier cantidad de combustible, el servicio devocional al Señor en conciencia de Krishna puede quemar todo el combustible de las actividades pecaminosas. Por ejemplo, en el Gita, Arjuna pensaba que luchar era una actividad pecaminosa, pero Krishna lo involucró en el campo de batalla bajo Su mando, y luchar se convirtió en servicio devocional. Como resultado, Arjuna no sufrió ninguna reacción pecaminosa….
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2011), «El Néctar de la Devoción», página 4. A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Teachings of Queen Kunti», página 75.