La mujer creada por el señor es una representación de maya.
A veces, un pozo abandonado se cubre de hierba, y un viajero desprevenido que ignora su existencia puede caer en él, provocando así su muerte. De manera similar, la relación con una mujer comienza cuando un hombre acepta su servicio, puesto que la mujer fue creada por el Señor para servir al hombre. Al aceptar dicho servicio, el hombre queda atrapado. Si no es lo suficientemente perspicaz para darse cuenta de que ella es la puerta hacia la vida infernal, puede disfrutar de su compañía de manera despreocupada. Esto estaba restringido hace cincuenta años en la sociedad hindú, para aquellos que aspiran a ascender a un estado trascendental, una esposa no podía ver a su marido durante el día. Los dueños de casa tenían habitaciones separadas: las interiores eran para la mujer y las exteriores para el hombre. La aceptación del servicio de una mujer puede parecer placentera, pero debe procederse con cautela, ya que se dice que la mujer es la puerta hacia la muerte o el olvido de uno mismo, bloqueando el camino hacia la realización espiritual.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 31 – Texto 40.