Una persona santa debe ir de puerta en puerta, aceptando sólo una pequeña cantidad de comida de cada familia.

En ocasiones, una abeja se siente atraída por el cautivador aroma de una flor de loto particular y se distrae de su habitual búsqueda de alimento. Lamentablemente, al caer la noche y cerrarse la flor, la abeja, absorta en su atracción, queda atrapada. De manera similar, un sannyāsī o un brahmacārī puede encontrarse ante la deliciosa abundancia de comida en un hogar específico, lo que podría llevarlo a establecerse en lugar de proseguir su camino. Esto, a su vez, puede llevarlo a quedar atrapado en los placeres de la vida doméstica, causando una pérdida de su compromiso con la renuncia. Así, un hombre santo debe tomar únicamente lo necesario para alimentar su cuerpo y su mente, buscando una pequeña porción de alimento en cada casa que visite.

Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Undécimo Canto, Capítulo 08 – Texto 09.