Los sentidos se nutren de las diez clases de aire en el cuerpo.

En el Bhagavad-gita (7.4-5), se dice que los ocho elementos que son la tierra, el agua, el fuego, el aire, el cielo, la mente, el intelecto y el falso ego son todos productos de la energía inferior del Señor, mientras que las entidades vivientes, que se perciben como si utilizaran la energía inferior, pertenecen en realidad a la energía superior, que es el poder interior del Señor. Las ocho energías inferiores funcionan tanto grosera como sutilmente, mientras que la energía superior opera como una fuerza generadora central. Esto se experimenta en el cuerpo humano. Los elementos groseros, como la tierra, constituyen el cuerpo grosero exterior y actúan como un manto, mientras que la mente sutil y el falso ego sirven como la vestidura interior del cuerpo.

Los movimientos del cuerpo son generados en primer lugar por el corazón, y todas las actividades corporales dependen de los sentidos, apoyados por los diez tipos de aire presentes en el interior del cuerpo. Estos diez tipos de aire se describen como sigue: el aire principal inhalado por la nariz durante la respiración se conoce como prana. El aire evacuado por el recto se denomina apana. El aire que regula la descomposición de los alimentos en el estómago, que puede manifestarse en forma de eructos, se denomina samana. El aire que circula por la garganta y cuya obstrucción provoca asfixia se conoce como udana. El aire que circula por todo el cuerpo se denomina vyana. Hay otros aires más sutiles que estos cinco. El aire que facilita la apertura de los ojos, la boca, etc., se denomina naga. El aire que estimula el apetito se llama krkara. El aire que favorece la contracción se llama aire kurma. El aire que promueve la relajación induciendo el bostezo se llama devadatta, mientras que el aire que ayuda a la subsistencia se conoce como dhananjaya.
Todos estos aires emanan del centro del corazón, que es único. Esta energía central representa la energía suprema del Señor, que reside en el corazón junto al alma del cuerpo, y que actúa bajo la guía del Señor. Esto se explica en el Bhagavad-gita (15.15) de la siguiente manera :
sarvasya caham hrdi sannivisto mattah smrtir jnanam apohanam ca
vedais ca sarvair aham eva vedyo vedanta-krd veda-vid eva caham

La fuerza central completa proviene del corazón, donde el Señor reside, ayudando al alma condicionada a recordar u olvidar. El estado condicionado resulta de que el alma olvida su relación subordinada con el Señor. Aquellos que desean continuar olvidando al Señor reciben Su ayuda para olvidarlo de vida en vida. Por otro lado, aquellos que lo recuerdan, gracias a su amistad con un devoto del Señor, reciben ayuda para recordarlo cada vez más. De este modo, el alma condicionada puede finalmente regresar a su hogar, a la divinidad.

Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 06 – Texto 09

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