La perfección de la vida radica en recordar a Narayana (Krishna) en el momento de la muerte.
Todos los Vedas tienen como propósito la comprensión del karma, jnana y yoga: la actividad fructuosa, el conocimiento especulativo y el yoga místico. Cualquiera que sea el camino de realización espiritual que elijamos, el objetivo final es Narayana, la Suprema Personalidad de Dios. Las entidades vivientes están eternamente ligadas a Él a través del servicio devocional. Como se menciona en el Srimad-Bhagavatam, ante narayana-smrtih: la perfección de la vida es recordar a Narayana al final. Aunque el Maharaja Bharata nació en una familia real, se volvió descuidado y reencarnó como ciervo. No obstante, a pesar de estar en el cuerpo de un ciervo, Maharaja Bharata nunca olvidó a la Suprema Personalidad de Dios; así, cuando dejó su cuerpo, pronunció en voz alta la siguiente oración: «La Suprema Personalidad de Dios es el sacrificio en su forma más pura. Él otorga los frutos de las actividades rituales. Es el guardián de los sistemas religiosos, la personificación del yoga místico, la fuente de todo conocimiento, el controlador de toda la creación y la Superalma en cada entidad viviente. Es hermoso y encantador. Entrego este cuerpo rindiéndole homenaje y deseo poder dedicarme eternamente a Su servicio amoroso trascendental». Al decir esto, Maharaja Bharata dejó su cuerpo. Debido a su cautela mientras estaba en el cuerpo de ciervo, renació en una familia brahmana como Jada Bharata. Durante esta vida, mantuvo una conciencia perfecta de Krishna y predicó el mensaje de la conciencia de Krishna directamente, comenzando con sus enseñanzas a Maharaja Rahugana.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Quinto Canto, Capítulo 14 – Texto 45.