Al principio de la creación, Brahma no sólo creó hijos santos, sino también vástagos demoníacos.
Se comprende aquí que Adharma, o Irreligión, era también un hijo de Brahma y contrajo matrimonio con su hermana Mrsa. Este es el inicio de la vida sexual entre hermanos. Tal combinación antinatural de relaciones sexuales puede darse en la sociedad humana solo donde prevalece el Adharma, o Irreligión. Se entiende que, al principio de la creación, Brahma no solo creó hijos santos como Sanaka, Sanatana y Narada, sino que también tuvo descendientes demoníacos, como Nirṛti, Adharma, Dambha y la Falsedad. En el principio, Brahmā lo creó todo. Con respecto a Nārada, podemos señalar que en su vida anterior había sido muy piadoso y había tenido muy buenas compañías; debido a ello, nació como Nārada. Los demás nacieron también con las facultades particulares que les correspondían por su pasado. La ley del karma sigue actuando vida tras vida, y en cada nueva creación las entidades vivientes reciben de nuevo su mismo karma. En función del karma nacen con distintas facultades, aunque su padre original es Brahmā, la excelsa encarnación cualitativa de la Suprema Personalidad de Dios. De Dambha y Maya nacieron Avaricia y Nikrti, o Astucia. De su unión surgieron los hijos llamados Krodha (Ira) e Himsa (Envidia), y de esta unión Kali y su hermana Durukti (Las palabras duras). De la unión entre Kali y las Palabras duras nacieron sus hijos Mrtyu (Muerte) y Bhiti (Miedo). A partir de Mrtyu y Bhiti nacieron Yatana (el Dolor Excesivo) y Niraya (el Infierno). La base de la creación es la bondad, pero la devastación es consecuencia de la irreligión. Este es el proceso de la creación y devastación de la materia. En este verso se afirma que la causa de la devastación es Adharma, la Irreligión. Los descendientes de la Irreligión y la Falsedad, nacidos uno tras otro, fueron el Embuste, el Engaño, la Codicia, la Astucia, la Ira, la Envidia, la Riña, las palabras Ásperas, la Muerte, el Temor, el Dolor Intenso y el Infierno. Todos estos descendientes se caracterizan por ser los signos de la devastación. Toda persona piadosa que escuche acerca de estas causas de la devastación sentirá aversión por ellas, y esa aversión le hará progresar en el sendero de la vida piadosa. Ese «sendero de la piedad» se refiere al proceso de limpiar el corazón. Antes de poder avanzar por el sendero de la liberación, es necesario limpiar el polvo del espejo de la mente. Así lo aconseja el Señor Caitanya, y en este verso se recomienda el mismo proceso. Malam significa «contaminación». Debemos aprender a sentir desprecio por todas las causas de devastación, comenzando con la irreligión y el engaño, y así podremos ir progresando en el sendero de la vida piadosa. Nuestras posibilidades de alcanzar el estado de conciencia de Kṛṣṇa aumentarán, y dejaremos de estar a merced del ciclo ininterrumpido de devastaciones. Nuestra vida actual es un ciclo de nacimientos y muertes, pero si buscamos el sendero de la liberación, podremos liberarnos de ese ciclo de sufrimientos.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Cuarto Canto, Capítulo 08 – Texto 02 a 05