
Śrīmad-Bhāgvatam – Canto 3
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El Señor se fue en su propio cuerpo.
De conformidad con los himnos védicos (nityo nityānāṁ cetanaś cetanānām), la Personalidad de Dios es más excelente que todos los demás seres vivientes que se encuentran en todos los universos del mundo material. Él es la principal de todas las entidades vivientes; nadie puede superarlo ni ser igual a Él en riqueza, fuerza, fama, belleza, conocimiento ni renunciación. Cuando Śrī Kṛṣṇa Se encontraba dentro de este universo, parecía un ser humano, pues advino de una manera precisamente idónea para Sus pasatiempos en este mundo mortal. No apareció en la sociedad humana en Su aspecto de Vaikuṇṭha, con cuatro brazos, ya que eso no habría sido apropiado para Sus pasatiempos. Pero, a pesar de que apareció como un ser humano, nadie era ni es igual a Él en ningún aspecto en ninguna de las seis diferentes opulencias. Todos están más o menos orgullosos de su opulencia en este mundo, pero cuando Śrī Kṛṣṇa Se encontraba en la sociedad humana, superó a todos Sus contemporáneos de todo el universo.
Cuando los pasatiempos del Señor pueden ser vistos por el ojo humano, se denominan prakaṭa, y cuando no pueden verse, se denominan aprakaṭa. En realidad, los pasatiempos del Señor nunca se detienen, de la misma manera en que el Sol nunca abandona el cielo. El Sol siempre se encuentra en su órbita correcta en el cielo, pero a veces nuestra limitada visión puede verlo, y a veces no. En forma similar, los pasatiempos del Señor siempre se están llevando a cabo en un universo u otro, y cuando Śrī Kṛṣṇa partió de la morada trascendental de Dvārakā, se trataba sencillamente de una desaparición de ante los ojos de la gente de allí. No debe entenderse erróneamente que Su cuerpo trascendental, que es precisamente el idóneo para los pasatiempos en el mundo mortal, sea de alguna manera inferior a Sus diferentes expansiones de los Vaikuṇṭhalokas. El cuerpo que manifestó en el mundo material es trascendental por excelencia, en el sentido de que Sus pasatiempos en el mundo mortal superan la misericordia que Él exhibe en los Vaikuṇṭhalokas. En los Vaikuṇṭhalokas, el Señor es misericordioso para con las entidades vivientes liberadas o nitya-muktas, pero, en Sus pasatiempos en el mundo mortal, es misericordioso incluso con las almas caídas nitya-baddhas, es decir, condicionadas para siempre. Las seis excelentes opulencias que exhibe en el mundo mortal por intermedio de Su potencia interna, yoga-māyā, son poco comunes incluso en los Vaikuṇṭhalokas. No manifestó Sus pasatiempos mediante Su energía material, sino mediante Su energía espiritual. La excelencia de Su rāsa-līlā de Vrṇdāvana y de Su vida de casado con dieciséis mil esposas, es maravillosa incluso para Nārāyaṇa de Vaikuṇṭha, y sin duda alguna que lo es para las demás entidades vivientes que se encuentran dentro de este mundo mortal. Sus pasatiempos son maravillosos incluso para Sus demás encarnaciones, tales como Śrī Rāma, Nṛsiṁha y Varāha. Su opulencia era tan supremamente excelente, que Sus pasatiempos eran adorados incluso por el Señor de Vaikuṇṭha, el cual no es diferente del propio Śrī Kṛṣṇa.
Cuando el Señor estaba presente, las personas que pudieron satisfacer sus anhelos materiales, por el hecho de verlo en la verdadera perspectiva pudieron de esa manera ir con Él de regreso a Su reino. Pero aquellas personas que no pudieron ver al Señor tal y como es permanecieron apegadas a los anhelos materiales, y no pudieron ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios. Cuando el Señor partió, yéndose más allá de la visión de todos, lo hizo en Su forma eterna original, como se declara en este verso. El Señor Se fue en Su propio cuerpo; Él no dejó Su cuerpo, como por lo general creen erróneamente las almas condicionadas. Esta declaración rebate la propaganda falsa que hacen los no devotos carentes de fe, que dice que el Señor dejó este mundo como un alma condicionada común. El Señor advino para liberar al mundo de la excesiva carga de los no creyentes asuras, y, después de hacer eso, desapareció de ante los ojos del mundo.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 02 – Textos 11 y 12.
Los nitya-lila (pasatiempos eternos ) del Señor Krishna continúan sin fin.
La comparación de Krishna con el sol es muy apropiada. En cuanto el sol se pone, automáticamente aparece la oscuridad. Pero la oscuridad que experimenta el hombre común no afecta al sol mismo ni en el momento de la salida ni en el de la puesta. La aparición y desaparición del Señor Krishna son exactamente como las del sol. Él aparece y desaparece en innumerables universos, y mientras Él está presente en un universo particular hay toda la luz trascendental en ese universo, pero el universo del que Él se va queda en la oscuridad. Sus pasatiempos, sin embargo, son eternos. El Señor está siempre presente en algún universo, igual que el sol está presente en el hemisferio oriental o en el occidental. El sol está siempre presente en la India o en América, pero cuando el sol está presente en la India, la tierra americana está en la oscuridad, y cuando el sol está presente en América, el hemisferio indio está en la oscuridad.
Así como el sol aparece en la mañana y gradualmente se eleva hasta el meridiano y luego nuevamente se pone en un hemisferio mientras simultáneamente se eleva en el otro, así la desaparición del Señor Krishna en un universo y el comienzo de Sus diferentes pasatiempos en otro tienen lugar simultáneamente. Tan pronto como un pasatiempo termina aquí, se manifiesta en otro universo. Y así Su nitya-lila, o pasatiempos eternos, continúan sin fin. Al igual que la salida del sol tiene lugar una vez cada veinticuatro horas, del mismo modo los pasatiempos del Señor Krishna tienen lugar en un universo una vez en un día de Brahma, cuya cuenta se da en el Bhagavad-gita como 4.300.000.000 de años solares. Pero dondequiera que el Señor esté presente, todos Sus diferentes pasatiempos descritos en las escrituras reveladas tienen lugar a intervalos regulares.
Así como al atardecer las serpientes se vuelven poderosas, los ladrones se animan, los fantasmas se activan, el loto se desfigura y el cakravaki se lamenta, así también con la desaparición del Señor Krishna, los ateos se sienten animados y los devotos se apenan.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 02 – Texto 07
El Señor y Sus asociados aparecen y desaparecen por voluntad del Señor.
El Señor y Sus acompañantes aparecen y desaparecen por la voluntad del Señor. Ellos no están sujetos a las leyes de la naturaleza material. Nadie podía matar a la familia del Señor, ni era posible su muerte natural según las leyes de la naturaleza. Así, la única manera de hacerlos desaparecer era hacerles dar la apariencia de una lucha entre ellos, como si estuvieran peleando en la embriaguez del alcohol. Esta lucha ficticia también sería el resultado de la voluntad del Señor, de lo contrario no habría razón para el conflicto. Así como Arjuna fue engañado por el afecto familiar, y el Bhagavad-gita fue revelado, la dinastía Yadu fue afectada por la voluntad del Señor, y nada más. Los devotos y asociados del Señor son completamente devotos. Se convierten así en instrumentos trascendentales en manos del Señor, para ser utilizados a Su antojo. Los devotos puros también disfrutan de estos pasatiempos del Señor, ya que desean verle feliz. Los devotos nunca reclaman una individualidad independiente; por el contrario, utilizan su individualidad para satisfacer los deseos del Señor. Esta cooperación de los devotos con el Señor es la esencia de Sus pasatiempos.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 03 – Texto 15.
La tierra nunca se sobrecarga debido a un aumento de la población.
Es un mito que el crecimiento poblacional es un peso para el mundo, generando guerras y destrucción. La Tierra no se sobrecarga, pues las montañas y océanos, que son más densos, albergan más formas de vida que los humanos, sin estar sobrecargados. Si contabilizáramos a todos los seres vivientes en la Tierra, notaríamos que los humanos representan menos del cinco por ciento del total. Cuando la población humana aumenta, la de otros seres vivientes crece proporcionalmente. La tasa de reproducción de animales, aves y criaturas acuáticas es mayor que la de los humanos. Hay suficiente comida para todos los seres vivientes en la Tierra, dispuesta por el Señor Supremo, quien puede aumentar los recursos si realmente hay un desbalance.
Por lo tanto, el aumento poblacional no es la causa de la sobrecarga. La Tierra se sobrecarga por el dharma-glani, que se refiere al incumplimiento de los deseos del Señor. El Señor apareció en la tierra para frenar el aumento de los malhechores, y no el aumento de la población, como erróneamente plantean los economistas mundanos. Cuando Krishna llegó, ya había suficientes malhechores que habían transgredido los deseos divinos. La creación material está destinada a satisfacer el deseo del Señor, que es dar a las almas condicionadas una oportunidad de mejorar su situación antes de ingresar al reino de Dios. Todo el proceso cósmico busca ofrecer a estas almas una oportunidad para entrar en ese reino, y la naturaleza, bajo la dirección del Señor, proporciona lo necesario para su sustento.
Por lo tanto, aunque puede haber un gran aumento de la población en la superficie de la Tierra, si las personas están alineadas con la conciencia de Dios y no son malhechores, esa carga para la Tierra se convierte en una fuente de placer. Existen dos tipos de cargas: la carga de la bestia y la carga del amor. La carga de la bestia es insoportable, mientras que la carga del amor brinda alegría. Srila Visvanatha Cakravarti describe la carga del amor de manera práctica. Menciona que el peso del esposo sobre su joven esposa, el peso del niño sobre el regazo de la madre y el peso de la riqueza sobre el hombre de negocios, aunque son cargas en términos de pesadez, son fuentes de felicidad. Al carecer de tales objetos pesados, uno puede experimentar el peso de la separación, que es aún más pesada que el peso real del amor. Cuando el Señor Krishna se refiere a la carga de la dinastía Yadu en la Tierra, está hablando de algo distinto de la carga de la bestia. El gran número de miembros de la familia nacidos de Krishna ascendía a millones, representando un aumento considerable en la población, pero puesto que todos eran expansiones del Señor por sus manifestaciones trascendentales, eran una fuente de gran deleite para la Tierra. Al mencionar su relación con la carga de la Tierra, el Señor pensaba en su inminente desaparición. Todos los miembros de la familia de Krishna eran encarnaciones de diversos semidioses, y debían desaparecer junto al Señor. Al referirse a la insoportable pesadez en relación con la dinastía Yadu, se estaba refiriendo al peso de esta separación. Srila Jiva Gosvami confirma esta deducción.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 03 – Texto 14.
Ninguna creación material puede tener lugar sin la supervisión del Señor.
Todas las creaciones materiales se desarrollan desde lo sutil a lo tangible. Todo el universo ha evolucionado de esta manera. Desde el cielo surgió la sensación del tacto, resultante de la combinación del tiempo eterno, la energía externa y la mirada de la Personalidad de Dios. Esta sensación táctil se gestó en el aire celestial. De forma análoga, el resto de la materia bruta también se desarrolló desde lo sutil a lo tangible: el sonido emergió en el cielo, el tacto en el aire, la forma en el fuego, el sabor en el agua y el olfato en la tierra. A partir de allí, el aire sumamente potente, en interacción con el cielo, dio origen a la forma de la percepción sensorial, y esta percepción se transformó en electricidad, permitiendo ver el mundo. Cuando la electricidad se intensificó en el aire y fue observada por el Supremo, ocurrió la creación del agua y del sabor, gracias a la combinación del tiempo eterno y la energía externa. Posteriormente, el agua producida por la electricidad fue observada por la Suprema Personalidad de Dios y combinada con el tiempo eterno y la energía externa, se transformó en tierra, que se caracteriza principalmente por su aroma. Las descripciones de los elementos físicos en los versos anteriores muestran que en cada etapa es necesaria la mirada del Supremo, junto con las demás adiciones y transformaciones. En cada cambio, el toque final proviene de la mirada del Señor, actuando como un pintor que mezcla colores para obtener un tono particular. Al mezclar un elemento con otro, se incrementa el número de sus cualidades. Por ejemplo, el cielo es la fuente del aire. El cielo posee una única cualidad: el sonido. Sin embargo, es a través de la interacción del cielo con la mirada del Señor, en combinación con el tiempo eterno y la naturaleza externa, que se genera el aire, que presenta dos cualidades: sonido y tacto. De manera similar, tras la creación del aire, la interacción entre el cielo y el aire, influenciada por el tiempo y la energía externa del Señor, da lugar a la electricidad. Posteriormente, la interacción de la electricidad con el aire y el cielo, en conjunto con el tiempo, la energía externa y la mirada del Señor, resulta en la formación del agua. En la fase final del cielo, encontramos una cualidad, que es el sonido; en el aire, se observan dos cualidades, el sonido y el tacto; en la electricidad, hay tres cualidades: sonido, tacto y forma; en el agua, cuatro cualidades: sonido, tacto, forma y sabor; y en la etapa culminante del desarrollo físico, la tierra presenta las cinco cualidades: sonido, tacto, forma, sabor y olfato. Aunque son mezclas de materiales distintos, estas combinaciones no ocurren de manera automática, así como una mezcla de colores no se produce sin la intervención del pintor. El sistema automático se activa realmente por la intervención divina del Señor. La conciencia viviente es el factor definitivo en todos los cambios físicos. Este concepto se menciona en el Bhagavad-gita (9.10) de la siguiente manera: mayadhyaksena prakrtih suyate sa-caracaram hetunanena kaunteya jagad viparivartate. En conclusión, los elementos físicos pueden parecer funcionar de forma sorprendente a los ojos de quienes no están informados, pero su funcionamiento opera realmente bajo la supervisión del Señor. Aquellos que solo pueden observar los cambios en los elementos físicos sin percibir las manos ocultas del Señor son sin duda personas poco inteligentes, aunque puedan considerarse a sí mismas como grandes científicos materiales.
Source : Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 5 – Texto 33 a 36
El Señor no crea el mundo material para Su propia satisfacción.
El Señor Krishna es la Personalidad original de Dios, de la cual surgen las tres encarnaciones creativas conocidas como purusa-avataras: Karanarnavasayi Vishnu, Garbhodakasayi Vishnu y Ksirodakasayi Vishnu. Toda la creación material se guía por estos tres purusas en etapas sucesivas bajo la energía externa del Señor, controlando así la naturaleza material. Creer que la naturaleza material es independiente es tan absurdo como intentar obtener leche de las marmellas en el cuello de una cabra. El Señor es autónomo y carece de deseos; no crea el mundo material para su propia satisfacción, a diferencia de cómo nosotros, que organizamos nuestros asuntos domésticos para cumplir con nuestras necesidades materiales. En realidad, el mundo material se genera para el disfrute ilusorio de las almas condicionadas, que han estado contra el servicio trascendental del Señor desde tiempos inmemoriales. No obstante, los universos materiales están completos en sí mismos y no hay escasez para su mantenimiento. Debido a una comprensión limitada, los materialistas se alertan ante un aparente aumento de la población en la tierra. Sin embargo, siempre que un ser viviente habite la tierra, su subsistencia es inmediatamente provista por el Señor. Las demás especies de seres vivientes, que superan en número a la sociedad humana, nunca sufren por su manutención ni se observa que mueran de inanición. Es únicamente la sociedad humana la que se inquieta por cuestiones alimentarias y, para encubrir su ineficiencia administrativa, recurre a la excusa de un crecimiento poblacional desmedido. Si existe escasez en el mundo, es la escasez de la conciencia de Dios; de otro modo, por la gracia del Señor, no hay escasez de nada.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 5 – Texto 5
La belleza de las literaturas trascendentales como el Bhagavad-gita y el Srimad-Bhagavatam es que nunca envejecen.
Los pasatiempos del Señor, destinados a la protección de los hombres civilizados, las vacas y los semidioses, son todos trascendentales. El ser humano se siente atraído a escuchar buenas narraciones e historias, por ello existen tantos libros, revistas y periódicos en el mercado para satisfacer los intereses del alma cultivada. Sin embargo, el placer que brindan este tipo de literatura, después de ser leída una vez, se vuelve obsoleto, y la gente pierde el interés en leerlas repetidamente. De hecho, los periódicos son leídos por menos de una hora y luego se desechan. Lo mismo ocurre con toda la literatura mundana. Pero la belleza de las literaturas trascendentales como el Bhagavad-gita y el Srimad-Bhagavatam es que nunca envejecen. Han sido leídas durante los últimos cinco mil años por el hombre civilizado y siempre permanecen frescas para los eruditos y devotos. Incluso la repetición diaria de los versos del Bhagavad-gita y el Srimad-Bhagavatam nunca provoca saciedad en devotos como Vidura. Vidura pudo haber escuchado los pasatiempos del Señor muchas veces antes de conocer a Maitreya, pero aun así deseaba que se repitieran las mismas narraciones porque nunca se cansaba de escucharlas. Esa es la naturaleza trascendental de los gloriosos pasatiempos del Señor.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 5 – Texto 7.
Cómo el falso ego atrapa a una entidad viviente en la esclavitud del olvido.
La función principal del falso ego es la impiedad. Cuando una persona olvida su posición constitucional como parte y parcela eterna y subordinada de la Personalidad Suprema, busca ser feliz independientemente. Esta búsqueda suele manifestarse de dos maneras. En primer lugar, se esfuerza por actuar fructíferamente en beneficio propio o para satisfacer sus deseos. Al cabo de un tiempo, ante el fracaso de tales acciones, se convierte en un especulador filosófico, persuadiéndose de que está al mismo nivel que Dios. Esta ilusión de unión con el Señor es la trampa final de la energía ilusoria, que mantiene a la entidad viviente en la esclavitud del olvido, bajo el dominio del falso ego.
La mejor manera de liberarse de las garras del falso ego es abandonar el hábito de especular filosóficamente sobre la Verdad Absoluta. Es esencial comprender que la Verdad Absoluta nunca puede ser alcanzada por las especulaciones de un individuo egoísta e imperfecto. La Verdad Absoluta, o la Suprema Personalidad, se revela escuchando con humildad y amor las enseñanzas de una autoridad de buena fe, representante de las doce grandes autoridades mencionadas en el Srimad-Bhagavatam. Sólo este enfoque puede superar la energía ilusoria del Señor, que para otros sigue siendo insuperable, como subraya el Bhagavad-gita (7.14).
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 05 – Texto 31.
Mahat-tattva es una sombra de la conciencia pura a partir de la cual se genera el falso ego de la entidad viviente.
El mahat-tattva es la conciencia global, ya que una parte de ella se manifiesta en cada uno de nosotros a través del intelecto. El mahat-tattva está directamente conectado con la conciencia suprema del Ser Supremo, pero aun así se manifiesta como materia. El mahat-tattva, o sombra de la conciencia pura, es el lugar de origen de toda la creación. Es pura bondad con una ligera adición del modo material de la pasión, y, por lo tanto, toda actividad es generada a partir desde este punto.
El mahat-tattva es el punto intermedio entre el espíritu puro y la existencia material. Es la unión de la materia y el espíritu desde donde se forma el falso ego de la entidad viviente. Todas las entidades vivientes son partes y parcelas diferenciadas de la Personalidad de Dios. Bajo la influencia del falso ego, las almas condicionadas, aunque sean partes y parcelas de la Suprema Personalidad de Dios, pretenden ser los beneficiarios de este mundo material. Este falso ego es la fuerza vinculante de la existencia material. El Señor brinda repetidamente a las almas confundidas la oportunidad de liberarse de este falso ego, y por eso la creación material sucede en intervalos regulares. Él proporciona a las almas condicionadas todas las facilidades para corregir las actividades del falso ego, pero no interfiere con su pequeña independencia como partes y parcelas del Señor. Una entidad viviente pura en su existencia espiritual original es completamente consciente de su rol constitucional como servidor eterno del Señor. Todas las almas que se encuentran en esta conciencia pura están liberadas y, por ende, viven eternamente en dicha y conocimiento en los diversos planetas Vaikuntha en el cielo espiritual. La creación material no les concierne. Las almas eternamente liberadas se denominan nitya-muktas y no tienen relación con la creación material. Esta creación está destinada a las almas rebeldes que no desean aceptar su subordinación al Señor Supremo. Este espíritu de falso dominio se conoce como falso ego. Se manifiesta en tres modalidades de la naturaleza material y existe únicamente en la especulación mental. Aquellos en el modo de la bondad consideran que cada persona es Dios y, por esta razón, se burlan de los devotos puros que intentan dedicarse al servicio amoroso trascendental del Señor. Los que están dominados por el modo de la pasión buscan dominar la naturaleza material de diversas maneras. Algunos se embarcan en actividades altruistas, creyendo que son agentes designados para el bienestar de los demás a través de sus planes especulativos. Estos individuos adoptan formas estándar de altruismo mundano, pero sus propuestas están basadas en el falso ego. Este ego ilusorio llega hasta el punto de intentar volverse uno con el Señor. La última categoría de almas condicionadas egoístas, aquellas en el modo de la ignorancia, se dejan llevar por la identificación con su cuerpo tangible, confunden el cuerpo burdo con el yo. Por lo tanto, todas sus acciones se centran exclusivamente en el cuerpo. A estas personas se les brinda la oportunidad de jugar con ideas egoístas erróneas, pero al mismo tiempo, el Señor es lo suficientemente compasivo como para ofrecerles la oportunidad de recibir la guía de escrituras como el Bhagavad-gita y el Srimad-Bhagavatam, para que puedan comprender la ciencia de Krishna y así lograr el éxito en sus vidas. Por lo tanto, toda la creación material está destinada a las entidades vivientes que, engañadas por el falso ego, vagan en el plano mental bajo diferentes ilusiones, conforme a los modos de influencia de la naturaleza material.
El falso ego, en interacción con los diversos modos de la naturaleza material, es la fuente de todos los fenómenos materiales del mundo. La función principal del falso ego es la irreverencia. Cuando una persona olvida su posición constitucional como parte eterna y subordinada de la Suprema Personalidad de Dios, y desea ser feliz de manera independiente, actúa de dos maneras. Primero, intenta realizar acciones fructíferas para obtener beneficios personales o gratificación sensorial, y tras un tiempo considerable de intentar tales actividades, cuando la frustración aparece, se convierte en un especulador filosófico que se considera en el mismo nivel que Dios. Esta falsa noción de alcanzar la unidad con el Señor es la última trampa de la energía ilusoria, que encierra a una entidad viviente en la esclavitud del olvido bajo el hechizo del falso ego. El mejor medio para liberarse de las garras del falso ego es renunciar a la especulación filosófica respecto a la Verdad Absoluta. Uno debe comprender que la Verdad Absoluta nunca puede ser comprendida a través de las especulaciones filosóficas de un individuo egoísta e imperfecto. La Verdad Absoluta, o la Suprema Personalidad de Dios, se podrá comprender escuchando sobre Él con plena humildad y amor de una autoridad de buena fe, que es un representante de las doce grandes autoridades mencionadas en el Srimad-Bhagavatam. Solo a través de este esfuerzo se puede conquistar la energía ilusoria del Señor, aunque para otros esta energía es insuperable, como se confirma en el Bhagavad-gita (7.14).
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 5 – Textos 27 a 31.
No. El avance científico de la ciencia material nunca podrá producir un ser viviente.
La concepción de cualquier ser viviente ocurre tras la fecundación de la madre a través del semen, y la entidad viviente que flota en el semen del padre toma forma de la madre. De manera similar, la naturaleza material madre no puede generar entidades vivientes a partir de sus elementos materiales hasta que el Señor mismo no la fecunde impregnándola con entidades vivientes. Este proceso de impregnación es llevado a cabo por la primera encarnación purusa, Karanarnavasayi Vishnu. Con solo Su mirada sobre la naturaleza material, todo el proceso se realiza. No debemos interpretar el acto de impregnación por la Personalidad de Dios con nuestra comprensión del sexo. El Señor todopoderoso puede fecundar solo con Sus ojos, de ahí que se le denomine así, Todopoderoso. Cada parte de Su cuerpo trascendental puede cumplir todas las funciones de las demás partes. Esto se confirma en el Brahma-samhita (5.32): angani yasya sakalendriya-vrttimanti. El Bhagavad-gita (14.3) también reafirma este principio: mama yonir mahad-brahma tasmin garbham dadhamy aham. Cuando ocurre la creación cósmica, las entidades vivientes provienen directamente del Señor y nunca son productos de la naturaleza material. Por lo tanto, ningún avance científico podrá jamás crear una entidad viviente. Este es el misterio de la creación material. Las entidades vivientes son ajenas a la materia y, por ende, no pueden encontrar felicidad a menos que se integren a la vida espiritual del Señor. El ser viviente, al olvidar su condición original, pierde tiempo buscando felicidad en el mundo material. Todo el proceso védico está diseñado para recordarle a uno esta esencia vital. El Señor ofrece al alma condicionada un cuerpo material para su supuesto disfrute, pero si no regresa a la espiritualidad, el Señor la retorna a la condición no manifestada que existía al principio de la creación. El Señor es descrito aquí como viryavan, o el ser más potente, porque impregna la naturaleza material con innumerables entidades vivientes que están condicionadas desde tiempos inmemoriales.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 05 – Texto 26.
¿Qué ocurre con las almas individuales tras el fin del universo?
Cada alma individual permanece inconsciente después del final de su manifestación y entra en el Señor con su energía material. Estas entidades vivientes individuales son almas eternamente condicionadas por el mundo material, pero en cada existencia material tienen la oportunidad de liberarse y convertirse en almas libres. Todos tienen la oportunidad de beneficiarse de la sabiduría Védica y descubrir su relación con el Señor Supremo, cómo alcanzar la liberación y cuál es el beneficio final de esta liberación. Estudiando los Vedas adecuadamente, cada persona toma conciencia de su posición y se dedica al servicio devocional trascendental del Señor, lo que le permite progresar hacia el cielo espiritual. En el mundo material, los individuos se dedican a diferentes actividades según sus deseos pasados insatisfechos. Tras el final de una vida concreta, el alma lo olvida todo, pero el Señor misericordioso que reside en cada ser como testigo, el alma superior, la despierta y le recuerda sus deseos pasados, y comienza a actuar en consecuencia en su próxima vida. Esta guía invisible se describe como destino, y un hombre sensato puede comprender que perpetúa su esclavitud material en los tres modos de influencia de la naturaleza.
La etapa de sueño inconsciente de la entidad viviente que se produce justo después de la disolución parcial o total de la creación es a veces malinterpretada como la fase final de la vida por algunos filósofos menos ilustrados. En realidad, tras la disolución parcial, la del cuerpo material, la entidad viviente permanece inconsciente sólo unos meses, mientras que, tras la disolución total de la creación material, este estado inconsciente puede durar varios millones de años. Sin embargo, cuando surge una nueva creación, la entidad es despertada a su existencia por el Señor. La entidad viviente es eterna, y su estado consciente, se expresa a través de actividades, es su condición natural de vida. No puede dejar de actuar mientras esté despierta, por lo que actúa de acuerdo con sus diversos deseos. Cuando sus deseos se dirigen hacia el servicio trascendental del Señor, su vida se vuelve perfecta y se eleva al cielo espiritual para vivir una existencia eterna y despierta.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 06 – Texto 03.
Los sentidos se nutren de las diez clases de aire en el cuerpo.
En el Bhagavad-gita (7.4-5), se dice que los ocho elementos que son la tierra, el agua, el fuego, el aire, el cielo, la mente, el intelecto y el falso ego son todos productos de la energía inferior del Señor, mientras que las entidades vivientes, que se perciben como si utilizaran la energía inferior, pertenecen en realidad a la energía superior, que es el poder interior del Señor. Las ocho energías inferiores funcionan tanto grosera como sutilmente, mientras que la energía superior opera como una fuerza generadora central. Esto se experimenta en el cuerpo humano. Los elementos groseros, como la tierra, constituyen el cuerpo grosero exterior y actúan como un manto, mientras que la mente sutil y el falso ego sirven como la vestidura interior del cuerpo.
Los movimientos del cuerpo son generados en primer lugar por el corazón, y todas las actividades corporales dependen de los sentidos, apoyados por los diez tipos de aire presentes en el interior del cuerpo. Estos diez tipos de aire se describen como sigue: el aire principal inhalado por la nariz durante la respiración se conoce como prana. El aire evacuado por el recto se denomina apana. El aire que regula la descomposición de los alimentos en el estómago, que puede manifestarse en forma de eructos, se denomina samana. El aire que circula por la garganta y cuya obstrucción provoca asfixia se conoce como udana. El aire que circula por todo el cuerpo se denomina vyana. Hay otros aires más sutiles que estos cinco. El aire que facilita la apertura de los ojos, la boca, etc., se denomina naga. El aire que estimula el apetito se llama krkara. El aire que favorece la contracción se llama aire kurma. El aire que promueve la relajación induciendo el bostezo se llama devadatta, mientras que el aire que ayuda a la subsistencia se conoce como dhananjaya.
Todos estos aires emanan del centro del corazón, que es único. Esta energía central representa la energía suprema del Señor, que reside en el corazón junto al alma del cuerpo, y que actúa bajo la guía del Señor. Esto se explica en el Bhagavad-gita (15.15) de la siguiente manera :
sarvasya caham hrdi sannivisto mattah smrtir jnanam apohanam ca
vedais ca sarvair aham eva vedyo vedanta-krd veda-vid eva caham
La fuerza central completa proviene del corazón, donde el Señor reside, ayudando al alma condicionada a recordar u olvidar. El estado condicionado resulta de que el alma olvida su relación subordinada con el Señor. Aquellos que desean continuar olvidando al Señor reciben Su ayuda para olvidarlo de vida en vida. Por otro lado, aquellos que lo recuerdan, gracias a su amistad con un devoto del Señor, reciben ayuda para recordarlo cada vez más. De este modo, el alma condicionada puede finalmente regresar a su hogar, a la divinidad.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 06 – Texto 09
Un devoto puro nunca se enreda con los asuntos materiales del mundo.
Puede surgir la pregunta de cómo pensar constantemente en el Señor teniendo en cuenta Su nombre, Su fama, Sus cualidades, etc., si la mente está abrumada por pensamientos relacionados con asuntos familiares. En el mundo material, las personas están constantemente preocupadas por cómo mantener a sus familias, proteger su riqueza, mantenerse en armonía con amigos y parientes, entre otros asuntos. Como resultado, se ven sumidos en el miedo y la preocupación, tratando de mantener el estado actual de las cosas. En respuesta a esta pregunta, este versículo de Brahma resulta muy apropiado.
Un devoto puro del Señor nunca considera su hogar como algo propio. Entrega todo bajo el supremo control del Señor y, por lo tanto, no teme por el bienestar de su familia ni por la protección de sus intereses. Gracias a esta entrega, ya no se siente atraído por la riqueza. Incluso si se siente atraído por la riqueza, no es por el placer de los sentidos, sino para servir al Señor. Un devoto puro puede sentir atracción por la acumulación de riqueza al igual que cualquier persona común, pero la diferencia radica en que lo hace para el servicio del Señor, mientras que la persona común lo hace para su propio disfrute. Por lo tanto, la adquisición de riqueza por parte del devoto no le genera ansiedad, como sí ocurre en el caso de una persona mundana. Y debido a que un devoto puro acepta todo en función de servir al Señor, los venenosos dientes de la acumulación de riqueza son neutralizados. Si una serpiente es despojada de su veneno y muerde a un hombre, no le causa un efecto fatal. De manera similar, la riqueza acumulada por la causa del Señor no tiene dientes venenosos, y su efecto no es fatal. Un devoto puro nunca se enreda con los asuntos materiales del mundo, a pesar de que permanezca en él como cualquier otra persona.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 9 – Texto 6.
Tiempo y espacio.
La descripción atómica del Srimad-Bhagavatam es muy similar a la ciencia moderna del atomismo. En la ciencia contemporánea, el átomo se considera la partícula indivisible última que compone el universo. El Srimad-Bhagavatam es un texto exhaustivo que abarca todo el conocimiento, incluida la teoría del atomismo. El átomo se entiende como la forma sutil y diminuta del tiempo eterno. Estos átomos representan el estado último del universo manifiesto. Cuando permanecen en sus formas originales sin constituir cuerpos distintos, se les denomina unidad ilimitada. Aunque existen diferentes cuerpos físicos, los átomos en sí mismos constituyen la manifestación completa. Se puede medir el tiempo observando el movimiento de la combinación atómica de los cuerpos. El tiempo es la energía de la poderosa Personalidad de Dios, Hari, que rige todo movimiento físico, aunque no sea visible en el mundo material. El tiempo y el espacio son términos correlativos. El tiempo se mide en función de su extensión sobre un determinado espacio de átomos. El tiempo estándar se calcula en relación con el movimiento del sol. El tiempo que tarda el sol en atravesar un átomo se considera como tiempo atómico. El tiempo a una escala mayor abarca toda la existencia de la manifestación no dual. Todos los planetas giran y ocupan un espacio, que se mide en términos de átomos. Cada planeta tiene su propia órbita de rotación, en la que se mueve sin desviarse, al igual que el sol. El cálculo total del tiempo de creación, mantenimiento y destrucción, basado en la circulación de todos los sistemas planetarios hasta el término de la creación, se conoce como el kala supremo. La división del tiempo bruto se realiza de la siguiente forma: dos átomos constituyen un átomo doble, y tres átomos dobles forman un hexátomo o trasarenu. Este trasarenu puede ser observado a través de los huecos de la mosquitera de una ventana cuando entra la luz del sol. Se puede apreciar claramente que el trasarenu asciende hacia el cielo. El tiempo requerido para integrar tres trasarenus se conoce como truti, y cien trutis equivalen a un vedha. Tres vedhas conforman una lava. Al calcular, se establece que, si un segundo se descompone en 1687,5 partes, cada parte corresponde a la duración de un truti, que es el tiempo requerido para integrar dieciocho partículas atómicas. La combinación de átomos en distintos cuerpos establece el cálculo del tiempo material. El sol sirve como el punto central para determinar todas las diferentes duraciones. La duración de tres lavas es equivalente a un nimesa; la combinación de tres nimesas forma un ksana, y cinco ksanas juntas constituyen un kastha. Por otro lado, quince kasthas equivalen a un laghu. A partir de cálculos, se concluye que un laghu corresponde a dos minutos. La medición atómica del tiempo, en términos de la sabiduría védica, puede transformarse en tiempo presente con este razonamiento. Quince laghus componen un nadika, también llamado danda. Dos dandas equivalen a un muhurta, y seis o siete dandas forman un cuarto de día o noche, según el cálculo humano. Para medir un nadika o danda, se puede utilizar un recipiente de cobre de seis palas de peso (catorce onzas), en el cual se realiza un orificio con una sonda de oro que pesa cuatro masas y mide cuatro dedos de largo. Cuando se coloca la olla sobre el agua, el intervalo de tiempo que transcurre hasta que el agua rebose se conoce como danda. Se recomienda que el orificio de la vasija de cobre, destinado a medir, se realice con una sonda que no pese más de cuatro masas y que no mida más de cuatro dedos, para regular el diámetro del orificio. La olla se sumerge en agua, y el tiempo hasta el desbordamiento se denomina danda. Esta también es una forma de medir la duración de una danda, similar a cómo se mide el tiempo con arena en un vaso. Durante la civilización védica, no parecía haber escasez de conocimientos en física, química o matemáticas avanzadas. Las medidas se calculaban de varias maneras, tan sencillas como fuera posible. Se estima que hay cuatro praharas, también llamados yamas, en un día y cuatro en una noche para el ser humano. Así, quince días y quince noches conforman una quincena, y existen dos quincenas, blanca y negra, en un mes. La suma de dos quincenas equivale a un mes, que representa un día y una noche completos para los planetas Pita. Dos de esos meses componen una estación, y seis meses constituyen un ciclo completo del sol de sur a norte. Dos movimientos solares generan un día y una noche de semidioses, y esa combinación de día y noche representa un año civil completo para el ser humano, cuya esperanza de vida es de cien años. Estrellas, planetas, cuerpos celestes y átomos influyentes del universo giran en sus órbitas respectivas bajo la supervisión del Supremo, simbolizado por el kala eterno. En el Brahma-samhita se menciona que el sol es el ojo del Supremo y orbita dentro de su propio tiempo. Desde el sol hasta el átomo, todos los cuerpos están bajo la influencia del kala-cakra, o la órbita del tiempo eterno, cada uno con un periodo orbital de un samvatsara. Los temas de física, química, matemáticas, astronomía, tiempo y espacio tratados en los versos anteriores del Srimad-Bhagavatam son sin duda muy interesantes para los estudiantes de estas materias, aunque no podemos profundizar en explicaciones técnicas. El resumen del tema es que, por encima de todas las ramas del conocimiento, se encuentra el control supremo del kala, que representa plenamente a la Suprema Personalidad de Dios. Nada existe sin Él, y, por ende, todo, por maravilloso que parezca ante nuestro limitado entendimiento, es solo una obra de la varita mágica del Señor Supremo. En cuanto al tiempo, se presenta una tabla de medidas en relación con el reloj moderno:
Un truti – 8,13,500 segundos
Un vedha – 8,135 segundos
Un lava – 8,45 segundos
Un nimesa – 8,15 segundos
Un ksana – 8.5 segundos
Un kastha – 8 segundos
Un laghu – 2 minutos
Un danda – 30 minutos
Un prahara – 3 horas
Un día – 12 horas
Una noche – 12 horas
Un paksa – 15 días
Dos paksas componen un mes, y doce meses suman un año civil, o una órbita completa del sol. Se espera que un ser humano viva hasta cien años. Así es la medida del tiempo eterno. El Brahma-samhita (5.52) declara este control de la siguiente manera:
yac-caksur esa savita sakala-grahanam raja samasta-sura-murtir asesa-tejah yasyajnaya bhramati sambhrta-kala-cakro govindam adi-purusam tam aham bhajami
«Yo adoro a Govinda, el Señor primigenio, la Suprema Personalidad de Dios, bajo cuyo control incluso el sol, considerado el ojo del Señor, gira dentro de la órbita fija del tiempo eterno. El sol es el rey de todos los sistemas planetarios y tiene una potencia ilimitada en calor y luz».
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 11 – Texto 1-14
Duración de la vida en otros planetas.
La disolución parcial del universo que ocurre al final del día de Brahma no afecta a todos los sistemas planetarios. Los planetas de entidades vivientes altamente eruditas, como los sabios Sanaka y Bhrgu, no sufren los efectos de las disoluciones de cada milenio. Cada planeta es diferente y está regido por un kala-cakra distinto, es decir, un ciclo temporal eterno. El tiempo de la Tierra no es aplicable a planetas de mayor jerarquía. Los cuatro milenios se conocen como Satya, Treta, Dvapara y Kali yugas. Al sumar sus años, se obtiene un total equivalente a doce mil años de semidioses. Un año de estos semidioses representa 360 años humanos. Según se explicará en los versos siguientes, los doce mil años de los semidioses, incluidos los períodos de transición llamados yuga-sandhyas, abarcan los cuatro milenios mencionados. Así, el total de estos milenios asciende a 4.320.000 años. La duración del Satya-yuga es de 4.800 años de semidioses; el Treta-yuga dura 3.600 años; el Dvapara-yuga, 2.400 años; y el Kali-yuga tiene una duración de 1.200 años de semidioses. Como ya se indicó, un año de semidioses equivale a 360 años humanos. Por consiguiente, la duración del Satya-yuga equivale a 4.800 x 360, es decir, 1.728.000 años. El Treta-yuga suma 3.600 x 360, alcanzando 1.296.000 años. El Dvapara-yuga corresponde a 2.400 x 360, es decir, 864.000 años. Finalmente, el Kali-yuga se traduce en 1.200 x 360, lo que da 432.000 años. Los períodos de transición, que suelen durar unos pocos cientos de años, se conocen como yuga-sandhyas, es decir, las conjunciones de dos milenios, según los astrónomos expertos. Durante esos períodos se llevan a cabo diversas actividades religiosas. En el Satya-yuga, se cumplían plenamente los principios religiosos. Gradualmente, estos principios han ido disminuyendo, con una parte de religión y tres partes de irreligión en los milenios subsiguientes. Por lo tanto, la gente en esta época no es muy feliz. Fuera de los tres sistemas planetarios, Svarga, Martya y Patala, los cuatro yugas multiplicados por mil constituyen un día en el planeta de Brahma. Un período similar corresponde a una noche de Brahma, durante la cual el creador del universo se sumerge en el sueño. Al descansar, Brahma sumerge los tres sistemas planetarios por debajo de Brahmaloka en las aguas de la devastación. En su sueño, Brahma visualiza a Garbhodakasayi Vishnu y recibe instrucciones del Señor para la rehabilitación del espacio devastado. Al concluir la noche de Brahma, inicia nuevamente la creación de los tres mundos en su día, y estos persisten a lo largo de las vidas de catorce Manus consecutivos, o progenitores de la humanidad. Al final de la vida de cada Manu, también ocurren disoluciones más breves. La vida de un Manu abarca setenta y una series de cuatro milenios, como se detalla en el Vishnu Purana. En el cálculo de los semidioses, la vida de un Manu es de aproximadamente 852.000 años, mientras que, en el cálculo humano, corresponde a 306.720.000 años. Después de la disolución de cada Manu, se designa al siguiente, junto a sus descendientes, los cuales rigen los diferentes planetas; sin embargo, los siete sabios célebres y semidioses como Indra y sus seguidores, incluidos los Gandharvas, aparecen al mismo tiempo que Manu. En un día de Brahma existen catorce Manus, cada uno con diferentes descendientes. Durante la creación, en el día de Brahma, los tres sistemas planetarios—Svarga, Martya y Patala—operan, y sus habitantes, incluidos animales inferiores, humanos, semidioses y Pitas, emergen y desaparecen en función de sus actividades fructíferas. En cada cambio de Manu, la Suprema Personalidad de Dios se manifiesta a través de Su potencia interna en distintas encarnaciones, como Manu y otros, manteniendo así el universo mediante Su poder revelado. Al final del día, la disolución de los tres mundos es ocasionada por la encarnación de la oscuridad, Rudra, simbolizada por el fuego del tiempo eterno que arde sobre los tres mundos. Estos mundos son conocidos como Bhuh, Bhuvah y Svah (Patala, Martya y Svarga). Durante esa disolución, las innumerables entidades vivientes se fusionan, lo que se asemeja a la caída del telón de la puesta en escena de la energía del Señor Supremo, y así todo queda en silencio. Se comprende que el brillo del sol y la luna desaparece de la esfera de los tres mundos, aunque el sol y la luna en sí mismos no se desvanecen. Siguen apareciendo en la parte restante del universo, que se encuentra más allá de la esfera de los tres mundos. Esta área en disolución carece de rayos del sol y del resplandor de la luna. Todo permanece oscuro y lleno de agua, con vientos incesantes. La devastación acontece debido al fuego que surge de la boca de Sankarsana, provocando que grandes sabios como Bhrgu y otros habitantes de Maharloka se transporten a Janaloka, angustiados por el calor del fuego abrasador que consume los tres mundos de abajo. Se dice que el fuego ardiente de la boca de Sankarsana causa estragos durante cien años de semidioses, lo que equivale a 36,000 años humanos. Luego, durante otros 36,000 años, se producen torrentes de lluvia, acompañados de vientos violentos y olas, haciendo que los mares y océanos se desborden. Estas son las reacciones de los mundos. La gente olvida estas devastaciones y se siente feliz en el progreso material de la civilización. Esto se conoce como maya, o «lo que no es». Cada ser viviente vive cien años según los tiempos correspondientes en diferentes planetas para distintas entidades. Estos cien años de vida no son iguales para todos. La duración más extensa de cien años corresponde a Brahma, quien, a pesar de su prolongada existencia, también sucumbe al paso del tiempo. Brahma teme su muerte y, por eso, realiza servicio devocional al Señor, buscando liberarse de las garras de la energía ilusoria. Los animales, desde luego, no poseen un sentido de responsabilidad, pero incluso los seres humanos, que han desarrollado dicha conciencia, desperdician su tiempo valioso sin dedicarse al servicio devocional al Señor; viven con alegría, sin temor a la muerte inminente. Esta es la locura de la sociedad humana. El loco no tiene ninguna responsabilidad en la vida. De igual manera, un ser humano que no cultiva el sentido de la responsabilidad antes de morir no se diferencia en nada del loco que busca disfrutar de la vida material sin preocuparse por el futuro. Es esencial que cada ser humano asuma responsabilidades preparándose para la próxima vida, aunque su existencia sea tan larga como la de Brahma, el mayor de todos los seres vivientes del universo.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 11 – Texto 16-33
¿Cómo se pobló Universo?
El cargo de Brahma es el de mayor responsabilidad en el universo, otorgado a la entidad más perfecta. En ocasiones, la Suprema Personalidad de Dios debe asumir el papel de Brahma cuando no hay otros seres adecuados para ocuparlo. En el mundo material, Brahma representa plenamente a la Suprema Personalidad de Dios, y de él emana el sonido trascendental, pranava. Así, se le otorgan múltiples energías, de las cuales surgen todos los semidioses como Indra, Candra y Varuna. No hay que subestimar su valor trascendental, a pesar de su inclinación a disfrutar de su propia hija. Este comportamiento de Brahma tiene un propósito, y no debe ser juzgado como un ser ordinario. Balavan indriya-gramo vidvamsam api karsati (Bhag. 9.19.17). Se sugiere que los sentidos son tan poderosos que pueden confundir incluso al más sabio. Por lo tanto, se aconseja no vivir aislado, ni siquiera con miembros de la familia como madre, hermana o hija. Vidvamsam api karsati indica que incluso los más sabios pueden ceder ante el impulso sensual. Maitreya dudó en hablar sobre esta anómala situación de Brahma, quien mostró intereses hacia su propia hija, pero consideró relevante mencionarlo, ya que a veces suceden tales cosas, a pesar de que Brahma es el ser primigenio y el más sabio. Si Brahma pudo ser víctima del impulso sexual, ¿qué se puede esperar de los demás, propensos a tantas debilidades? Se dice que esta extraordinaria inmoralidad de Brahma ocurrió en un kalpa particular, pero no en el kalpa en el que escuchó los cuatro versos esenciales del Srimad-Bhagavatam, ya que el Señor lo bendijo para que nunca más estuviese confundido en ningún kalpa. Esto implica que podría haber caído en tal sensualidad antes de escuchar el Bhagavatam, pero después de recibirlo del Señor, ya no había posibilidad de tales fracasos. No obstante, es importante reflexionar seriamente sobre este incidente. El ser humano es un ser social, y su relación sin restricciones con el sexo opuesto puede llevar a la perdición. Esta libertad social, especialmente entre jóvenes, representa un gran obstáculo en el camino del progreso espiritual. La esclavitud material proviene de la esclavitud sexual, por lo que la relación sin límites entre hombres y mujeres es un grave impedimento. Maitreya citó el ejemplo de Brahma para alertarnos sobre este peligro. Los sabios como Marici no se equivocaron protestando contra las acciones de su glorioso padre, entendían que detrás de cualquier error de su padre habría un propósito mayor, ya que una personalidad tan elevada no podría provocar un problema sin razón. Podría ser que Brahma deseaba advertir a sus subordinados sobre las fragilidades humanas en sus relaciones con las mujeres, lo cual es muy peligroso para quienes buscan la autorrealización. Por lo tanto, grandes personalidades como Brahma, incluso cuando erran, no deben ser desestimadas, y grandes sabios como Marici no podían mostrar desdén por su asombrosa conducta. El puesto de Brahma es el más elevado en el universo, y se cree que hay muchos Brahmas y universos más allá del nuestro. Quien ocupa este puesto debe comportarse de manera ejemplar, ya que Brahma es un modelo para todas las entidades vivientes. A Brahma, la entidad más piadosa y espiritualmente elevada, se le confía un lugar junto a la Personalidad de Dios. La lujuria por las relaciones sexuales es tan intensa que Brahma no pudo ser disuadido de su determinación, a pesar de las súplicas de sus grandes hijos como Marici. Así, sus grandes hijos comenzaron a orar al Señor Supremo por el buen juicio de Brahma. Solo por la gracia del Señor se puede estar a salvo de la seducción de los deseos materiales. El Señor protege a los devotos que están comprometidos en Su servicio amoroso, y por Su misericordia, perdona las caídas accidentales de un devoto. Por lo tanto, sabios como Marici oraron por la compasión del Señor, y su súplica fue escuchada. La mejor manera de expiar los propios pecados es renunciar al propio cuerpo, lo cual Brahma demostró con su ejemplo. Aunque Brahma vive una vida excepcionalmente larga, tuvo que renunciar a su cuerpo debido a su grave pecado, aunque solo lo había cometido mentalmente. Esta es una lección para las entidades vivientes, que muestra cuán pecaminoso es entregarse sin restricciones a la vida sexual. Incluso pensar en ello es un acto pecaminoso, y para enmendar tales actos se debe renunciar al cuerpo. En otras palabras, la duración de la vida, bendiciones, opulencia, etc., se ven reducidas por actos pecaminosos, y el acto más peligroso es el sexo sin restricciones. La ignorancia conduce a una vida pecaminosa, y al mismo tiempo esta vida pecaminosa es la raíz de la ignorancia. La ignorancia se caracteriza por la oscuridad o la niebla, que todavía cubre el universo, y el sol es el único que puede contrarrestarlo. Aquellos que buscan refugio en el Señor, la luz eterna, no temen ser aniquilados por la oscuridad de la ignorancia. Así como el fuego consume todo sin contaminarse, la gracia del Señor permite que el poder de Brahma consuma su deseo por lo pecaminoso. Los Vedas son la fuente de todo conocimiento, revelados a Brahma por la misericordia de la Suprema Personalidad de Dios, mientras este pensaba en la creación del mundo material. Brahma tiene poderes debido a su devoción al Señor, y Él siempre está dispuesto a perdonar a Su devoto si cae accidentalmente del camino noble del servicio devocional. El Srimad-Bhagavatam (11.5.42) confirma que «cualquiera que esté completamente ocupado en el servicio amoroso del Señor, y que busque refugio en Sus pies de loto, es muy amado por la Personalidad de Dios, quien, estando en su corazón, perdona todos los pecados cometidos accidentalmente». Nadie esperaba que una gran personalidad como Brahma siquiera pensara en la indulgencia sexual con su hija. El ejemplo de Brahma ilustra que el poder de la naturaleza material puede influir sobre todos, incluso sobre Brahma. Su salvación a través de la gracia del Señor fue acompañada de un pequeño castigo, pero gracias a esta gracia, mantuvo su estatus como el gran Brahma. En su cuerpo anterior, que era trascendental, el afecto por la vida sexual estaba prohibido, por lo que tuvo que aceptar otro cuerpo para poder relacionarse con el sexo. Así se dedicó a la creación, y su cuerpo anterior se transformó en niebla. Oh hijo de los Kurus, cuando Brahma notó que no había un aumento suficiente de población a pesar de la presencia de sabios poderosos, comenzó a preguntarse cómo podría incrementarse. Reflexionó: «Es sorprendente que, a pesar de estar disperso, no haya suficiente población en el universo. La única razón de esta situación es el destino». Así, absorto en la contemplación sobre el poder sobrenatural, surgieron de su cuerpo otras dos formas. Estas formas aún se reconocen como el cuerpo de Brahma. De su forma surgieron dos cuerpos: uno con bigote y el otro con pechos prominentes. Nadie puede explicar el origen de estas manifestaciones, por lo que hasta hoy se les conoce como el kayam, sin ninguna indicación de su relación como hijos de Brahma. Los dos cuerpos recién separados se unieron en una relación sexual. De esta unión, el que adquirió la forma masculina fue conocido como Manu, llamado Svayambhuva, y la mujer es conocida como Satarupa, la reina de Manu. A partir de ese momento, mediante la indulgencia sexual, la población fue creciendo gradualmente. Oh hijo de Bharata, a su debido tiempo, Manu engendró en Satarupa cinco hijos: dos varones, Priyavrata y Uttanapada, y tres mujeres, Akuti, Devahuti y Prasuti. El padre, Manu, entregó su primera hija, Akuti, al sabio Ruci, la mediana, Devahuti, al sabio Kardama, y la menor, Prasuti, a Daksa. Así, el mundo se pobló. Por lo tanto, Brahma es conocido como el abuelo de todos, y la Personalidad de Dios, siendo el padre de Brahma, es conocida como el bisabuelo de todos los seres vivientes. Esto se confirma en el Bhagavad-gita (11.39): «Tú eres el Señor del aire, la justicia suprema Yama, el fuego y el Señor de las lluvias. Tú eres la luna y el bisabuelo. Por ello, te ofrezco mis respetuosas reverencias una y otra vez».
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 12 – Textos 28 a 30, 32 a 34, 48 a 57
Los seres humanos son animales sociales y la interacción sin restricciones con el sexo opuesto suele llevar al desastre.
Balavān indriya-grāmo vidvāṁsam api karṣati (Bhāg. 9.19.17). Se dice que los sentidos son tan locos y tan fuertes que pueden desconcertar hasta al hombre más sensato y culto. Por eso es aconsejable no vivir aislado, ni siquiera en presencia de la madre, la hermana o la hija. La expresión vidvamsam api karsati significa que incluso el más erudito puede sucumbir a los deseos sensuales. Maitreya dudó en evocar esta anomalía en Brahma, quien, inclinado sexualmente hacia su propia hija, representa sin embargo un ejemplo viviente, a pesar de ser el ser primordial y más sabio del universo. Si Brahma pudo ser objeto de semejante impulso, ¿qué decir de los demás, vulnerables a tantas debilidades humanas? Se dice que esta excepcional inmoralidad de Brahma ocurrió en un kalpa específico, pero que no pudo haber ocurrido en el kalpa en el que recibió directamente del Señor los cuatro versos fundamentales del Srimad-Bhagavatam, pues el Señor bendijo a Brahma, después de darle lecciones sobre el Bhagavatam, diciéndole que nunca se sentiría desconcertado en ningún kalpa. Esto indica que antes de escuchar el Srimad-Bhagavatam, podría haber estado expuesto a tales sensualidades, pero después de esta escucha directa, no había lugar para tales fracasos.
Sin embargo, es crucial prestar atención a este incidente. Los seres humanos son animales sociales, y una excesiva cercanía con el sexo opuesto puede conducir a un fracaso. Esta libertad social entre hombres y mujeres, sobre todo entre los jóvenes, es sin duda un gran obstáculo para el progreso espiritual. La esclavitud material surge en gran medida de la esclavitud sexual y, por lo tanto, la interacción sin restricciones entre hombres y mujeres es realmente un gran peligro. Maitreya utilizó el ejemplo de Brahma para llamar nuestra atención sobre este gran peligro.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 12 – Texto 28.
La comprensión de la forma personal del Señor es la etapa de perfección más elevada del yoga.
La comprensión de la forma personal del Señor es la etapa de perfección más elevada del yoga. En el sexto capítulo del Bhagavad-gita, donde se describen las prácticas de yoga, esta comprensión de la forma personal del Señor se considera como la perfección del yoga. Tras practicar las posturas sentadas y otros principios reguladores del sistema, se alcanza finalmente el estado de samadhi, que es la absorción en el Supremo. En esta etapa, uno puede percibir la Suprema Personalidad de Dios en Su forma parcial como Paramatma, o tal como Él es en esencia. El samadhi se describe en las escrituras de yoga, como los Patanjali-sutras, como un estado de placer trascendental.
El sistema de yoga descrito por Patanjali es considerado como una referencia, y los llamados yoguis modernos que han creado sus propios caminos sin consultar a las autoridades reconocidas son poco serios. El yoga de Patanjali se conoce como astanga-yoga. En ocasiones, los impersonalistas alteran el sistema de yoga de Patanjali, ya que son monistas. Patanjali menciona que el alma experimenta un placer trascendental al encontrarse y ver a la Superalma. Si se acepta la existencia de la Superalma y del individuo, entonces la teoría del monismo impersonal queda invalidada. Por ello, algunos impersonalistas y filósofos de la vacuidad distorsionan el sistema de Patanjali para contaminar el proceso de yoga.
Según Patanjali, cuando una persona consigue liberarse de todos los deseos materiales, alcanza su verdadera naturaleza trascendental, y esta realización se describe como poder espiritual. En el mundo material, los individuos están condicionados por las modalidades de la naturaleza material. Sus aspiraciones son: (1) ser religioso, (2) ser rico económicamente, (3) satisfacer sus sentidos, y finalmente (4) formar uno con el Supremo. Según los monistas, cuando un yogui se une con el Supremo y pierde su existencia individual, alcanza la etapa más elevada, conocida como kaivalya. Sin embargo, en realidad, la verdadera etapa de la comprensión de la Personalidad de Dios es kaivalya. La comprensión de que el Señor Supremo es completamente espiritual le permite a uno, en la realización espiritual completa, comprender Su verdadera naturaleza – la Suprema Personalidad de Dios – que también se llama kaivalya, o en el lenguaje de Patanjali, la realización del poder espiritual. La proposición de Patanjali es que una vez liberado de los deseos materiales y anclado en la comprensión espiritual del ser y del Supremo, uno alcanza lo que se denomina cit-sakti. En la plena realización espiritual, uno experimenta la felicidad espiritual, descrita en el Bhagavad-gita como la felicidad suprema, más allá de los placeres materiales. El trance se describe como de dos clases: samprajnata y asamprajnata, que representan la especulación mental y la autorrealización. En samadhi o asamprajnata, uno puede comprender, a través de sus sentidos espirituales, la forma espiritual del Señor. Este es el objetivo último de la realización espiritual.
Según Patanjali, cuando uno está anclado en la comprensión constante de la forma suprema del Señor, alcanza el estado de perfección, como demostró Kardama Muni. Si no se alcanza este nivel de perfección -más allá de las etapas preliminares del sistema de yoga- no hay realización última. El sistema astanga-yoga comprende ocho perfecciones. Quien las haya alcanzado puede llegar a ser más ligero que el más ligero y más grande que el más grande, así como lograr todo lo que desee. Sin embargo, incluso el éxito material en el yoga no es la verdadera perfección ni el objetivo último. La meta última se define aquí: Kardama Muni vio a la Suprema Personalidad de Dios en Su forma eterna. El servicio devocional comienza con la relación entre el alma individual y el Alma Suprema, o entre Krishna y los devotos de Krishna, y una vez que se alcanza este estado, no hay vuelta atrás. Si, a través del yoga, uno aspira a ver a la Suprema Personalidad de Dios, pero en cambio se deja desviar por la búsqueda del poder material, se encuentra bloqueado en su progreso. El disfrute material, apoyado por falsos yoguis, es irrelevante para la realización trascendental de la felicidad espiritual. Los verdaderos devotos del bhakti-yoga se contentan únicamente con las necesidades materiales de la vida para mantener unidos el cuerpo y el alma, absteniéndose totalmente de la satisfacción material excesiva. Están dispuestos a soportar diversas tribulaciones, siempre que puedan avanzar en la comprensión de la Personalidad de Dios.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 12 – Texto 21.
El Señor puede asumir perfectamente el rol de cualquier entidad viviente.
Siempre debemos recordar que, aunque el cuerpo de un cerdo es material, la forma del Señor como cerdo no estaba contaminada materialmente. Para un cerdo terrenal no es posible adoptar una forma gigantesca que se extienda por el espacio, desde Satyaloka. Su cuerpo es siempre trascendental, en toda circunstancia; así pues, adoptar la forma de un jabalí no es más que un pasatiempo Suyo. Todo Su cuerpo es Vedas, es decir, trascendental. Pero, como había adoptado la forma de un jabalí, empezó a buscar la Tierra oliendo, tal como un cerdo. El Señor puede desempeñar a la perfección el papel de cualquier entidad viviente. El aspecto gigantesco del jabalí era, sin duda, muy aterrador para los no devotos, pero, para los devotos puros del Señor, Él no era en absoluto temible; al contrario, estaba mirando de una forma tan agradable a Sus devotos que todos ellos sintieron felicidad trascendental.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 13 – Texto 28
El Manu-samhita es el texto que regula las leyes para toda la sociedad humana.
Todo el sistema administrativo se organiza con el objetivo de regresar a casa, hacia Dios. Brahma actúa como representante de la Suprema Personalidad de Dios, mientras que Manu representa a Brahma. Asimismo, todos los reyes de los distintos planetas del universo son representantes de Manu. El Manu-samhita guía todas las acciones hacia el servicio trascendental del Señor. Por lo tanto, cada rey debe entender que su labor en la administración no consiste únicamente en recaudar impuestos de los ciudadanos, sino en asegurarse de que estos sean educados en la adoración de Vishnu. Es esencial que todos aprendan a rendir culto a Vishnu y se dediquen al servicio devocional de Hrsikesa, el dueño de los sentidos. Las almas condicionadas no están destinadas a satisfacer sus deseos materiales, sino a satisfacer los sentidos de Hrsikesa, la Suprema Personalidad de Dios. Este es el objetivo fundamental del sistema administrativo en su totalidad. Quien comprenda este secreto, como se expone en la enseñanza de Brahma, se convierte en un auténtico jefe administrativo. Quien ignore esto, será considerado un mal administrador. Al instruir a los ciudadanos en el servicio devocional del Señor, el líder de un estado puede estar libre de responsabilidad; de lo contrario, fallará en la pesada tarea que se le ha encomendado y, en consecuencia, será castigado por la autoridad suprema. No hay otra opción en el cumplimiento del deber administrativo.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 13 – Texto 12.
Quizás no sea necesario seguir el sistema del Varnasrama-dharma cuando uno está completamente dedicado al servicio devocional.
Todo ser humano debe concebir hijos maravillosos con su esposa, como un acto sacrificial para adorar a la Suprema Divina Personalidad en servicio devocional, como se menciona en el Vishnu Purana (3.8.9): «Varnasramacaravata».
Varnasramacaravata purusena parah puman
Vishnur aradhyate pantha nanyat tat-tosa-karanam
«Uno puede adorar a la Suprema Personalidad de Dios, Vishnu, observando apropiadamente los principios de varna y asrama. No hay otra alternativa que apaciguar al Señor siguiendo los principios del sistema varnasrama». La adoración de Vishnu es el objetivo fundamental de la vida humana. Quienes contraen matrimonio por el placer de los sentidos también deben asumir la responsabilidad de complacer a la Suprema Personalidad de Dios, Vishnu, y el primer paso es el sistema del varnasrama-dharma. El varnasrama-dharma es la institución sistemática para progresar en la adoración de Vishnu. Sin embargo, participar directamente en el proceso de servicio devocional a la Persona Suprema de Dios puede hacer que someterse al sistema apaciguador del varnasrama-dharma sea superfluo. Los otros hijos de Brahma, los Kumaras, se dedicaban directamente al servicio devocional y, por lo tanto, no necesitaban aplicar los principios del varnasrama-dharma.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 13 – Texto 11.
¿Quién es el Señor Shiva?
Shiva no es una entidad viviente común, ni pertenece a la categoría de Viṣṇu, la Suprema Personalidad de Dios. Es, con mucho, más poderoso que cualquier entidad viviente, hasta el nivel de Brahmā, pero, a pesar de esto, no está al mismo nivel que Viṣṇu. Como es casi como Śrī Viṣṇu, Śiva puede ver pasado, presente y futuro. Uno de sus ojos es como el Sol, otro es como la Luna, y su tercer ojo, que está entre sus cejas, es como el fuego. De su ojo medio puede generar fuego, y puede eliminar a cualquier entidad viviente, incluido Brahmā, pero aun así no vive pomposamente en una hermosa casa, etc., ni es dueño de propiedades materiales, aunque es el amo del mundo material. Casi siempre vive en el crematorio, donde se queman los cuerpos muertos, y el remolino de polvo del crematorio constituye el vestido de su cuerpo. Carece de mancha de contaminación material.
Shiva no está conectado con nadie, ni nadie es su enemigo. Como él es uno de los tres controladores de los asuntos universales, es ecuánime con todos. Su grandeza es incomparable, porque es un gran devoto de la Suprema Personalidad de Dios. Se dice que, de entre todos los devotos de la Personalidad de Dios, Śiva es el más grande. Así, los remanentes de alimento que él deja, otros devotos los aceptan como mahā-prasāda, es decir, un gran alimento espiritual. Los remanentes de alimento ofrecido a Kṛṣṇa se llaman prasāda, pero, cuando el mismo prasāda lo come un gran devoto como Śiva, se llama mahā-prasāda. Śiva es tan grande que no se preocupa de la prosperidad material, que nosotros tanto deseamos. Pārvatī, que es la personificación de la poderosa naturaleza material, está completamente bajo su control, como esposa suya, y, a pesar de esto, él no la utiliza ni siquiera para construir una casa donde vivir. Prefiere quedarse sin refugio, y su gran esposa también accede a vivir humildemente con él. La generalidad de la gente adora a la diosa Durgā, la esposa de Śiva, para obtener prosperidad material, pero Śiva la ocupa en su servicio sin deseo material. Simplemente aconseja a su gran esposa que, de todas las variedades de adoración, la adoración a Viṣṇu es la más elevada, y que superior a esta es la adoración a un gran devoto o cualquier cosa relacionada con Viṣṇu.
Las características incivilizadas y diabólicas de Shiva nunca son abominables, porque él enseña a los devotos sinceros del Señor cómo practicar el desapego del disfrute material. Recibe el nombre de Mahādeva, «el más grande de los semidioses», y nadie le iguala ni supera en el mundo material. Es casi igual a Śrī Viṣṇu. Aunque siempre se relaciona con Māyā, Durgā, está por encima de la etapa de reacción de las modalidades de la naturaleza material, y, aunque se encarga de las personas diabólicas influenciadas por la modalidad de la ignorancia, tal compañía no le afecta.
Shiva no acepta nunca ropajes lujosos, collares, adornos ni ungüentos. Pero, los adictos a la decoración del cuerpo, que es, en última instancia, comida para los perros, lo mantienen con gran lujo, como si del ser se tratara. Ese tipo de personas no comprenden a Śiva, pero se dirigen a él para conseguir lujosas comodidades materiales. Hay dos tipos de devotos de Śiva. Una clase es la de los materialistas zafios, que quieren de Śiva, únicamente, comodidades para el cuerpo, y los de la otra clase desean ser uno con él. En su mayor parte son impersonalistas, y prefieren cantar śivo ’ham, «yo soy Śiva», o «tras liberarme seré uno con Śiva». En otras palabras, los karmīs y jñānīs son, generalmente, devotos de Śiva, pero no entienden apropiadamente el verdadero propósito que él tiene en la vida. A veces, supuestos devotos de Śiva le imitan usando intoxicantes venenosos. Śiva, en cierta ocasión, se tragó un océano de veneno, y su garganta pasó de este modo a ser azul. Los śivas de imitación intentan seguirle entregándose al consumo de venenos, y de esta manera, se destruyen. El verdadero propósito de Śiva es servir al Alma del alma, Śrī Kṛṣṇa. Su deseo es que todos los artículos lujosos, como hermosos vestidos, collares, adornos y cosméticos, se entreguen solamente a Śrī Kṛṣṇa, porque Kṛṣṇa es el verdadero disfrutador. Personalmente, se niega a aceptar esos objetos lujosos, porque están destinados únicamente a Kṛṣṇa. Sin embargo, como no conocen este propósito de Śiva, las personas necias, o bien se ríen de él, o bien tratan infructuosamente de imitarle.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 14 – Texto 25 a 29.
Las relaciones sexuales según los principios religiosos son una representación de la conciencia de Krishna.
Las condiciones para asegurar una buena descendencia en la sociedad se basan en la disciplina del marido en materia de principios religiosos y normativos, y en la fidelidad de la mujer a su marido. En el Bhagavad-gita (7.11), se afirma que las relaciones sexuales que respetan los principios religiosos son una representación de la conciencia de Krishna. Antes de mantener relaciones sexuales, la pareja debe considerar su estado mental, el momento apropiado, las instrucciones del marido y la obediencia a los semidioses. En la tradicion Vedica, hay un momento auspicioso para el sexo, llamado garbhadhana.
Diti, la madre del demonio Hiranyakasipu, ignoro todos los principios de los mandatos de las escrituras. Por lo tanto, aunque deseaba fervientemente tener hijos de buen augurio, descubrió que no serían dignos hijos de un brahmana. Esto demuestra claramente que el hijo de un brahmana no siempre es un brahmana. Personajes como Ravana e Hiranyakasipu, nacidos de brahmanas, no fueron reconocidos como tales debido a que sus padres no observaron los principios regulativos. A estos niños se les llama demonios o Raksasas. En épocas anteriores, sólo había uno o dos Raksasas debido a la negligencia de los métodos disciplinarios, pero en la era de Kali, falta esta indisciplina, especialmente con respecto a la vida sexual. ¿Cómo se puede esperar entonces tener buenos hijos? Los niños no deseados ciertamente no pueden traer felicidad a la sociedad. Sin embargo, a través del movimiento de la conciencia de Krishna, pueden ser elevados a un nivel humano mediante la práctica del canto del santo nombre de Dios. Esta es la contribución única del Señor Caitanya a la sociedad humana.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 14 – Texto 38.
En el mundo espiritual no hay relaciones sexuales.
En el mundo material, los individuos materialistas adquieren la riqueza mediante el trabajo duro. La prosperidad material sólo puede disfrutarse mediante el trabajo duro. Sin embargo, los devotos del Señor que viven en Vaikuntha tienen la oportunidad de disfrutar de una existencia trascendental adornada con joyas y esmeraldas. Estos ornamentos dorados no se obtienen mediante el esfuerzo sostenido, sino por la gracia divina del Señor. En otras palabras, los devotos de Vaikuntha, o incluso de este mundo material, no pueden considerarse pobres, contrariamente a cierta creencia popular. Viven en una gran opulencia sin tener que trabajar para obtenerla. Además, se dice que en el reino de Vaikuntha, las compañeras de los residentes superan en belleza a cualquier cosa que pueda encontrarse en este mundo material, incluso en los planetas superiores. Se afirma específicamente que las anchas caderas de una mujer son muy seductoras y despiertan la pasión de los hombres. Sin embargo, una característica notable de Vaikuntha es que a pesar de la belleza física de las mujeres, adornadas con esmeraldas y joyas, los hombres están tan absortos en la conciencia de Krishna que estas atracciones no los cautivan. En otras palabras, aunque hay placer en la compañía del sexo opuesto, no hay relaciones sexuales. Los residentes de Vaikuntha disfrutan de un nivel superior de placer, que los hace independientes del placer sexual.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 15 – Texto 20.
¿Por qué es importante casarse con una pareja del mismo temperamento?
Ejemplo 1: Aunque Kardama Muni desaprobaba a los que se acercaban al Señor por motivos materiales, expresó su deseo espiritual diciendo: «Sé que no se Te debe pedir nada material, pero sin embargo deseo casarme con una muchacha de temperamento semejante.» La expresión «de su mismo temperamento» es muy significativa. En el pasado, los matrimonios se concertaban entre chicos y chicas de temperamentos similares, para asegurar su felicidad mutua. Incluso hace menos de veinticinco años, y quizá incluso hoy, los padres indios consultaban los horóscopos de sus futuros cónyuges para determinar la compatibilidad de sus estados psicológicos. Estas consideraciones son cruciales. Hoy en día, los matrimonios se conciertan a menudo sin esta precaución, lo que suele conducir a divorcios prematuros. Antes, las parejas convivían pacíficamente toda la vida; hoy, parece más complicado. Kardama Muni quería una esposa que fuera del mismo temperamento, porque una compañera es esencial para el desarrollo espiritual y material. Se dice que una buena esposa permite satisfacer los deseos relacionados con la religión, la prosperidad económica y el disfrute. Un hombre con una esposa excelente se considera muy afortunado. En astrología, se considera que un hombre es feliz si tiene una gran riqueza, buenos hijos o una esposa excelente. De estas categorías, el hombre con una esposa muy buena es el más afortunado. Antes de casarse, es vital elegir una mujer que comparta las mismas predisposiciones, sin dejarse seducir por la belleza superficial u otros rasgos atractivos para la satisfacción de los sentidos. En el canto duodécimo del Bhagavatam, se afirma que en Kali-yuga, el matrimonio se basará en consideraciones sexuales; una vez que esta vida sexual se debilite, el divorcio se convierte en una posibilidad. Kardama Muni podría haber pedido a Uma, como sugieren las escrituras, una buena esposa. Sin embargo, eligió en su lugar rezar a la Suprema Personalidad, porque el Bhagavatam recomienda este paso a todos, ya tengan deseos materiales, deseen fundirse con el Supremo o aspiren a la liberación. Entre estas categorías, algunos buscan satisfacción a través de los placeres materiales, otros realizan su felicidad uniéndose con el Supremo, y otros, los devotos, no esperan nada a cambio de la divinidad, deseando únicamente prestar un servicio amoroso trascendente. Cualquiera que sea su situación, todos deben adorar a la Suprema Personalidad, pues Él puede satisfacer todos los deseos. La ventaja de esta adoración es que, incluso con deseos materiales, adorando a Krishna uno se convierte gradualmente en un devoto puro, desapegándose de los deseos materiales. Ejemplo 2: Los nueve principales rsis, o sabios, son Marici, Atri, Angira, Pulastya, Pulaha, Kratu, Bhrgu, Vasistha y Atharva. Estos sabios son de gran importancia y Brahma quiso que las nueve hijas creadas por Kardama Muni les fueran dadas a ellos. Aquí se utilizan dos palabras significativas: yatha-silam y yatha-ruci. Las hijas deben casarse con los rsis, no al azar, sino según su carácter y sus gustos. Este es el arte de unir a un hombre y una mujer. Sus uniones deben basarse no sólo en el sexo, sino también en otras consideraciones, especialmente el carácter y los gustos. Si estos difieren, la armonía matrimonial se resentirá. Hace tan sólo cuarenta años, en los matrimonios indios se comparaban primero el carácter y los gustos de la novia y el novio antes de conceder el permiso para casarse, a menudo bajo la atenta mirada de los padres. Los padres utilizaban análisis astrológicos para asegurarse de que los caracteres eran compatibles y, si lo eran, se aprobaba el matrimonio: «Esta chica y este chico son la pareja ideal». Los demás criterios eran secundarios. El mismo sistema fue aconsejado por Brahma en el momento de la creación: «Tus hijas deben ser entregadas a los rsis según sus gustos y caracteres». De acuerdo con los principios astrológicos, los individuos se clasificaban según su naturaleza piadosa o demoníaca. Este método permitía elegir una esposa adecuada para el hombre. Una muchacha de naturaleza piadosa debía casarse con un hombre de la misma naturaleza, mientras que una muchacha de naturaleza demoníaca debía concederse a un hombre demoníaco. De este modo, la unión sería feliz. En cambio, un matrimonio entre una chica demoníaca y un hombre piadoso está condenado al fracaso. Hoy en día, la mayoría de los matrimonios son infelices, porque las parejas no se unen según su propia naturaleza. El canto duodécimo del Bhagavatam predice que durante Kali las uniones se basarán únicamente en el sexo; las parejas se casan en cuanto están sexualmente satisfechas y se separan cuando esta satisfacción disminuye. No se trata de verdaderos matrimonios, sino de combinaciones de hombres y mujeres comparables a animales. Como resultado, los niños de hoy no son realmente seres humanos. La humanidad requiere un renacimiento espiritual. Un niño nace primero de una buena madre y un buen padre, y luego renace a través de un maestro espiritual y los Vedas. La primera madre y el padre son responsables de su nacimiento biológico, mientras que el maestro espiritual y los Vedas se convierten en sus figuras parentales espirituales. En el matrimonio Vedico destinado a producir hijos, cada hombre y mujer eran iluminados por el conocimiento espiritual, y cuando se unian para tener un hijo, todo era cuidadosa y cientificamente examinado.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 15 – Texto 24 y Capítulo 21 – Texto 15.
El Señor a veces viene al mundo material como una encarnación para manifestar Su espíritu de lucha.
El Señor afirma que Él mismo concibió el castigo que los sabios impusieron a los porteros Jaya y Vijaya. Nada puede ocurrir sin que el Señor lo apruebe. Hay que entender que había un plan tras la maldición de los devotos del Señor en Vaikuṇṭha, y muchas autoridades de gran vigor explican Su plan. El Señor desea, a veces, luchar. En el Señor Supremo también existe el espíritu de lucha; ¿cómo, si no, podría manifestarse nunca una lucha? Como el Señor es la fuente de todo, la ira y la lucha también son inherentes a Su personalidad. Cuando desea luchar con alguien, tiene que buscar un enemigo, pero en el mundo Vaikuṇṭha no hay enemigo alguno, porque todos están plenamente ocupados en servirle. Por eso viene a veces a este mundo material como una encarnación, a fin de manifestar Su espíritu de lucha.
En el Bhagavad-gītā (4.8) también se dice que el Señor adviene con la única intención de brindar protección a los devotos y aniquilar a los no devotos. Los no devotos están en el mundo material, no en el mundo espiritual; por eso el Señor, cuando quiere luchar, tiene que venir a este mundo. Pero, ¿quién va a luchar con el Señor Supremo? ¡Nadie puede luchar con Él! Por eso, como el Señor siempre lleva a cabo Sus pasatiempos en el mundo material en compañía de Sus devotos, no con otros, tiene que buscar a algún devoto que haga el papel de enemigo. En el Bhagavad-gītā, el Señor dice a Arjuna: «Mi querido Arjuna, tanto tú como Yo hemos venido muchísimas veces a este mundo material. Pero tú has olvidado, mientras que Yo recuerdo». De esta manera, el Señor eligió a Jaya y Vijaya para que luchasen con Él en el mundo material, y por esta causa los sabios fueron a verle y, fortuitamente, maldijeron a los porteros. El Señor tenía el deseo de enviarles al mundo material, no de un modo permanente, sino durante un tiempo. En consecuencia, tal como en un escenario teatral alguien hace el papel de enemigo del propietario del escenario, aunque la obra dura un corto tiempo y la enemistad entre el sirviente y el propietario no es permanente, así también los sabios maldijeron a los sura-janas (devotos) a ir a asura-janas, familias ateas. Que un devoto deba nacer en una familia atea es sorprendente, pero no es más que un simple espectáculo. Terminada su fingida lucha, tanto el devoto como el Señor de nuevo vuelven a relacionarse en los planetas espirituales. Esto se explica aquí de un modo muy explícito. La conclusión es que del mundo espiritual, del planeta Vaikuṇṭha, nadie cae, pues esa morada es eterna. Pero a veces, según el deseo del Señor, vienen devotos a este mundo material como predicadores o como ateos. Sea cual sea el caso, debemos entender que el Señor tiene un plan. El Señor Buddha, por ejemplo, era una encarnación, pero predicó el ateísmo: «Dios no existe». Pero, en realidad, tras esto había un plan, como se explica en el Bhāgavatam.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 16 – Texto 26.
Un devoto nunca se preocupa por los contratiempos, sabiendo que todo está orquestado por la Suprema Personalidad de Dios.
Cuando algo está orquestado por la Suprema Personalidad de Dios, no debemos perturbarnos por ello, aunque parezca un contratiempo según nuestros cálculos. Por ejemplo, puede suceder que un poderoso predicador sea asesinado o se meta en problemas, como fue el caso de Haridasa Thakura. Era un gran devoto que vino a este mundo material para cumplir la voluntad del Señor predicando Sus glorias. Sin embargo, Haridasa fue castigado por el Kazi siendo golpeado en veintidós plazas de mercado. Del mismo modo, el Señor Jesucristo fue crucificado y Prahlada Maharaja fue sometido a muchas pruebas. Los Pandavas, amigos directos de Krishna, perdieron su reino, sus esposas fueron insultadas y tuvieron que soportar muchas tribulaciones. Ante todos estos contratiempos que afectan a los devotos, no conviene alarmarse; simplemente hay que comprender que existe un propósito de la Suprema Personalidad de Dios en estas circunstancias. La conclusión del Bhagavatam es que un devoto nunca se perturba por tales contratiempos. Acepta incluso las condiciones adversas como una gracia del Señor. Aquel que continúa sirviendo al Señor, incluso en condiciones difíciles, tiene asegurado el regreso a Dios, en los planetas Vaikuntha. El Señor Brahma aseguró a los semidioses que era inútil discutir cómo se había producido la problemática situación de oscuridad, ya que era obra del Señor Supremo. Brahma lo sabía porque era un gran devoto; le era posible comprender el plan del Señor.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 16 – Texto 37
Para controlar el aumento de la población demoníaca es importante seguir el proceso garbhadhana.
En el pasado, sólo había dos demonios, Hiranyakasipu e Hiranyaksa, de Diti, y sin embargo había muchos trastornos. Hoy en día, particularmente en esta era de Kali, estos problemas siguen siendo numerosos, lo que sugiere un aumento de la población demoníaca.
Para limitar este crecimiento, la civilización Védica estableció varias reglas para la vida social, incluyendo garbhadhana, un proceso para concebir buenos hijos. En el Bhagavad-gita, Arjuna le dice a Krishna que si se extiende una población indeseable (varna-sankara), el mundo entero se convertirá en un infierno. Aunque la gente anhela la paz mundial, muchos niños no deseados nacen sin el beneficio del garbhadhana, como los demonios que emanan de Diti. Diti, en su búsqueda de placer, obligó a su marido a copular en un momento inapropiado, dando lugar al nacimiento de demonios, una fuente de problemas.
Si cada cabeza de familia respeta los principios Vedicos, producira hermosos hijos en lugar de demonios, y la paz reinara naturalmente en el mundo. Si descuidamos las reglas de vida necesarias para la paz social, no podemos esperar alcanzar esta tranquilidad y en su lugar tendremos que enfrentarnos a las severas consecuencias de las leyes naturales.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 17 – Texto 15.
La madre da a luz gemelos en un orden inverso al de su concepción.
Existe una literatura védica de referencia llamada Pinda-siddhi que presenta de manera clara la comprensión científica del embarazo. Se sostiene que cuando la secreción masculina entra en el útero en dos gotas sucesivas, la madre desarrolla dos embriones en su vientre, y da a luz gemelos en un orden inverso al de su concepción; el niño concebido primero nace en segundo lugar, y el concebido después nace primero. Se entiende que el primer hijo en desarrollarse en el vientre queda detrás del segundo, de modo que cuando llega el momento del nacimiento, el segundo hijo aparece primero, seguido por el primero. En este caso, Hiranyaksa, el segundo niño concebido, fue el primero en nacer, mientras que Hiranyakasipu, quien fue concebido primero, nació en segundo lugar.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 17 – Texto 18.
¿Qué es el shraddha? El devoto del Señor no necesita realizar tales ceremonias rituales.
El Shraddha es un ritual practicado por los seguidores de los Vedas. Durante un período anual de quince días, los ritualistas religiosos ofrecen oblaciones a las almas de los difuntos. De esta manera, aquellos padres y antepasados que, por un capricho de la naturaleza, no recibieron un cuerpo físico para poder experimentar de nuevo la vida material, podrán en fin obtenerlo gracias a las ofrendas de shraddha de sus descendientes. Esta práctica sigue presente en India, especialmente en Gaya, donde se hacen ofrendas a los pies de loto de Vishnu en un famoso templo. El Señor, al estar complacido con el servicio devocional de los descendientes, por Su gracia libera a las almas condenadas de los antepasados que no tienen cuerpos físicos, permitiéndoles recibir de nuevo un cuerpo para poder avanzar en su camino espiritual.
Desafortunadamente, debido a la influencia de maya, el alma condicionada utiliza el cuerpo que obtiene para su gratificación sensorial, olvidando que esta ocupación puede llevarla a regresar al punto de partida. Sin embargo, el devoto del Señor, o quien está en conciencia de Krishna, no necesita realizar rituales como el shraddha, ya que siempre está complaciendo al Señor Supremo, lo que alivia automáticamente a sus padres y antepasados que podrían estar en dificultades. Un ejemplo claro de esto es Prahlada Maharaja, quien pidió al Señor Nrsimhadeva que liberara a su padre pecador, que tantas veces había ofendido al Señor. El Señor respondió que en una familia donde nace un Vaisnava como Prahlada, no solo su padre, sino también el padre de su padre y sus antepasados, hasta el decimocuarto, son liberados automáticamente. Por lo tanto, la conclusión es que la conciencia de Krishna representa el mayor bien para la familia, la sociedad y todas las entidades vivientes en general. En el Caitanya-caritamrta, se menciona que una persona totalmente instruida en la conciencia de Krishna no necesita realizar rituales, porque al servir a Krishna con plena conciencia, todos los rituales se realizan de manera automática.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 20 – Texto 43.
La práctica del yoga puede ser llevada a cabo con éxito por personas que tienen una duración de vida excepcionalmente larga.
Las ocho divisiones de la práctica del yoga se describen como (1) control de los sentidos, (2) seguimiento estricto de las reglas y regulaciones, (3) práctica de las diferentes posturas corporales, (4) control de la respiración, (5) retirada de los sentidos de los objetos sensoriales, (6) concentración de la mente, (7) meditación y (8) autorrealización. Después de la autorrealización, hay otras ocho etapas de perfección, conocidas como yoga-siddhis. El sistema del yoga implica el control de la mente, y el Señor de la mente es Aniruddha. Se dice que Aniruddha tiene cuatro manos, portando el Sudarsana cakra, una concha, un garrote y una flor de loto. Existen veinticuatro formas de Vishnu, cada una con un nombre distinto. Entre ellas, Sankarsana, Aniruddha, Pradyumna y Vasudeva son bien representadas en el Caitanya-caritamrta, donde se menciona que Aniruddha es adorado por los yoguis. La meditación en la vacuidad es una invención moderna de algún especulador. En realidad, el proceso de meditación de yoga, tal como se indica en este verso, debe concentrarse en la forma de Aniruddha. Al meditar en Aniruddha, uno puede liberarse de la agitación de la aceptación y el rechazo. Cuando la mente se fija en Aniruddha, gradualmente uno se convierte en Dios realizado; se acerca al estado puro de conciencia de Krishna, que es la meta última del yoga.
Se dice que Kardama Muni meditó en yoga durante diez mil años antes de alcanzar la perfección. Del mismo modo, hay información sobre Valmiki Muni, quien practicó la meditación en yoga durante sesenta mil años antes de lograr la perfección. Por lo tanto, la práctica del yoga puede ser efectuada con éxito por individuos que posean una vida excepcionalmente prolongada, como cien mil años; así es posible alcanzar la perfección en el yoga. De lo contrario, no hay posibilidad de alcanzar la verdadera perfección. Cumplir con las reglas, controlar los sentidos y realizar diversas posturas sentadas son solo prácticas preliminares. Nos sorprende cómo las personas se sienten atraídas por falsas enseñanzas del yoga que afirman que simplemente meditando quince minutos al día se puede lograr la perfección y unirse a Dios. Esta era (Kali-yuga) se caracteriza por la confusión y las controversias. En realidad, no hay posibilidad de alcanzar la perfección del yoga mediante tales propuestas irrelevantes. La literatura Védica enfatiza de manera clara, tres veces, que en esta era de Kali—kalau nasty eva nasty eva nasty eva—no hay otra alternativa, no hay otra alternativa, no hay otra alternativa, que cantar el santo nombre del Señor.
Source: «Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 21 – Texto 04 & 06 A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 26 – Texto 28.
El matrimonio entre diferentes castas era corriente incluso en la antigüedad.
Es esencial comprender que es gracias a la voluntad divina que podemos encontrar a una compañera que colme nuestras aspiraciones. Del mismo modo, es gracias a esta misma gracia que una joven puede esperar un marido que sea digno de ella. Así pues, debemos rezar al Señor Supremo para que guíe nuestras acciones y garantice que todo se desarrolle conforme a nuestros deseos. En otras palabras, debemos buscar siempre refugio en la Suprema Personalidad de Dios y someternos a Su voluntad. Los humanos hacen planes, pero es Dios quien dispone. Por lo tanto, la realización de nuestros deseos debe dejarse en manos de la Autoridad Suprema; ésta es la solución más sabia. Kardama Muni sólo buscaba una esposa, pero como devoto ferviente, el Señor le concedió una esposa que era hija del emperador, una verdadera princesa. Así que Kardama Muni recibió una esposa más allá de sus expectativas. Si nos sometemos a la elección de la Suprema Personalidad de Dios, seremos colmados de bendiciones mucho mayores que nuestros deseos. También hay que señalar que Kardama Muni era brahmana, mientras que el emperador Svayambhuva pertenecía a la casta ksatriya. En consecuencia, las uniones entre castas eran habituales en aquella época. El sistema estipulaba que un brahmana podía casarse con la hija de un ksatriya, mientras que un ksatriya debía obtener un permiso especial para casarse con la hija de un brahmana. Así pues, aunque los matrimonios entre castas no estaban prohibidos hace millones de años, se respetaba un marco social regular.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 21 – Texto 28.
La dote es un regalo que el padre hace a la hija como muestra de buena voluntad.
La tradición de la dote, un regalo que el padre hace a la hija, sigue viva en la India. Los regalos dependen del estatus social del padre de la novia. El término paribarhan maha-dhanan se refiere a la dote que debe entregarse al novio en el momento de la unión. Aquí, maha-dhanan se refiere a regalos de gran valor, dignos de una dote imperial. También aparecen los términos bhusa-vasah paricchadan. Bhusa significa «ornamentos», vasah «ropas» y paricchadan «diversos enseres domésticos». Todo lo necesario para la ceremonia matrimonial de la hija de un emperador fue entregado a Kardama Muni, que entonces observaba un estricto celibato como brahmacari. La novia, Devahuti, fue suntuosamente adornada con ricos ornamentos y ropas. Así, Kardama Muni se casó en la opulencia con una mujer de gran calidad, y se le dieron los accesorios necesarios para la vida matrimonial. En un matrimonio Védico, tal dote es aun dada por el padre al novio. Incluso en las regiones más pobres de la India, hay matrimonios en los que se gastan sumas considerables en la dote. Este sistema no es ilegal, contrariamente a ciertas afirmaciones. La dote, como regalo que significa la buena voluntad del padre hacia su hija, se considera necesaria. En los raros casos en que el padre no puede dar ninguna dote, se recomienda dar al menos una fruta y una flor. Como señala el Bhagavad-gita, Dios puede complacerse incluso con una simple fruta y una flor. En caso de dificultades económicas y cuando sea imposible acumular una dote por otros medios, una fruta y una flor pueden bastar para satisfacer al novio.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 22 – Texto 23.
Cuando la descarga del varón es mayor, se engendran hijos varones.
Devahūti estaba demasiado excitada sexualmente, y por eso ella descargó más óvulos, y nacieron nueve hijas. En el smṛti-śāstra y en el Āyur-veda se dice que cuando es más grande la descarga del varón, se engendran varones, pero cuando es más grande la descarga femenina, se engendran niñas. Las circunstancias nos indican que Devahūti estaba más excitada sexualmente, y por esa razón tuvo nueve hijas de una vez. Todas ellas, sin embargo, eran muy hermosas, y sus cuerpos estaban muy bien formados; parecían flores de loto, y eran fragantes como lotos.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 23 – Texto 48.
La energía material ilusoria está engañando a todo el mundo.
Un hombre sabio debe aprovechar las oportunidades que se presentan. La primera oportunidad es la existencia en un cuerpo humano, y la segunda es nacer en una familia que fomente el conocimiento espiritual; algo que rara vez se da. La mayor oportunidad es la compañía de una persona santa. Devahuti era consciente de su noble nacimiento como hija de un emperador. Recibió una educación sólida y, al final, se casó con Kardama Muni, un gran yogui y sabio. Sin embargo, si ella no lograba liberarse de la trampa de la energía material, sin duda sería engañada por la poderosa energía ilusoria. En realidad, esa energía está confundiendo a todos; la gente adora a deidades como Kali o Durga buscando favores materiales, pidiendo riquezas, una buena pareja, fama o éxito. No se dan cuenta de que están siendo engañados por estas deidades. Los logros materiales no son verdaderos logros, ya que, al aferrarse a estos dones, uno se enreda cada vez más y no hay esperanza de liberación. Se debe ser astuto y utilizar los bienes materiales para alcanzar la realización espiritual, lo que se conoce como karma-yoga o jnana-yoga. Todo lo que poseemos debe usarse en servicio a la Persona Suprema. El Bhagavad-gita aconseja: «A través de tu propio trabajo, adora a la Suprema Personalidad de Dios». Existen diversas maneras de servir al Señor Supremo, y cada uno puede hacerlo acorde a su capacidad.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 23 – Texto 57.
El factor tiempo es tan apremiante que, con el paso del tiempo, todo en este mundo material se estropea o se pierde.
No es correcto afirmar que la filosofía Sankhya sea un sistema filosófico nuevo introducido por Kapila, al igual que los filósofos materialistas proponen nuevas corrientes de pensamiento especulativo para sustituir a las de otros pensadores. En el ámbito material, cada uno, especialmente el especulador mental, busca sobresalir por encima de los demás. El campo de acción de estos especuladores es la mente; no hay límites en las diferentes maneras en que se puede activar la mente. Esta puede ser agitada de forma ilimitada, permitiendo así la proposición de un número infinito de teorías. Sin embargo, la filosofía Sankhya no se basa en la especulación mental. Es objetiva, aunque en la época de Kapila se diluyó. Con el tiempo, un tipo particular de conocimiento puede perderse o quedar escondido; esa es la naturaleza de este mundo material. Una afirmación similar se encuentra en el Bhagavad-gita, donde el Señor Krishna dice: «En el transcurso del tiempo, el sistema de yoga se perdió». Este conocimiento se transmitía en parampara, en una sucesión discipular, pero el paso del tiempo lo deterioró. La temporalidad es tan poderosa que, con el transcurso del tiempo, todo en este mundo material se daña o se pierde. El sistema de yoga del Bhagavad-gita ya había desaparecido antes del encuentro entre Krishna y Arjuna. Por eso, Krishna volvió a explicar el mismo antiguo sistema de yoga a Arjuna, quien pudo realmente entender el Bhagavad-gita. De manera análoga, Kapila menciona que su filosofía Sankhya no fue exactamente introducida por Él; ya existía, pero con el tiempo se perdió misteriosamente, y por ello Él surgió para reintroducirla. Ese es el propósito de la encarnación divina. «Yada yada hi dharmasya glanir bhavati bharata». Dharma significa la verdadera ocupación del ser viviente. Cuando hay una discrepancia en la ocupación eterna del ser viviente, el Señor aparece para restablecer la ocupación verdadera de la vida. Cualquier sistema religioso que no esté alineado con el servicio devocional se considera adharma-samsthapana. Cuando las personas olvidan su relación eterna con Dios y se involucran en actividades distintas al servicio devocional, su dedicación se califica como irreligión. La manera en que uno puede liberarse de la condición miserable de la vida material se establece en la filosofía Sankhya, y el Señor mismo explica este sublime sistema.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 24 – Texto 37
El Señor Vishnu (Krishna) es conocido como tri-yuga.
El Señor Viṣṇu recibe el nombre de tri-yuga. Él adviene en tres yugas —Satya, Tretā y Dvāpara—, pero en Kali-yuga no lo hace. Sin embargo, las oraciones de Prahlāda Mahārāja nos permiten entender que en Kali-yuga adviene como devoto. Ese devoto es el Señor Caitanya. Kṛṣṇa advino en forma de devoto, pero, aunque nunca reveló quién era, Rūpa Gosvāmī pudo entender Su identidad, pues el Señor no puede esconderse de un devoto puro. Rūpa Gosvāmī Le detectó la primera vez que ofreció reverencias al Señor Caitanya. Supo que el Señor Caitanya era Kṛṣṇa mismo, y por ello, Le ofreció reverencias con las siguientes palabras: «Ofrezco mis respetos a Kṛṣṇa, que ahora Se ha manifestado como el Señor Caitanya». Esto se confirma también en las oraciones de Prahlāda Mahārāja: En Kali-yuga, Él no adviene directamente, sino como un devoto. Por esa razón, Viṣṇu recibe el nombre de tri-yuga. Otra explicación de tri-yuga es que tiene tres pares de atributos divinos, que son: poder y abundancia, piedad y renombre, y sabiduría y renunciación. Según Śrīdhara Svāmī, Sus tres pares de opulencias son: riqueza completa y fuerza completa, fama completa y belleza completa, y sabiduría completa y renunciación completa. Hay diversas interpretaciones de tri-yuga, pero todos los sabios eruditos aceptan que tri-yuga significa Viṣṇu.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 24 – Texto 26.
Una mujer no debe tomar sannyasa.
Kardama Muni estaba preocupado por su buena esposa, Devahuti, cuando se fue de su casa. Su digno hijo le prometió entonces que no sólo Kardama Muni sería liberado de la servitud material, sino que Devahuti también se beneficiaría de su guía y también se liberaría. Este episodio ilustra perfectamente la situación: aunque su marido se marcha en búsqueda de la realización espiritual tomando la orden sannyasa, su representante, su hijo igualmente educado, se queda en casa para ocuparse de a su madre. Se supone que un sannyasi no puede llevarse consigo a su esposa. Durante el periodo vanaprastha, entre la vida activa y la renuncia, es posible mantener a la esposa como asistente sin relaciones sexuales. Sin embargo, una vez en el camino sannyasa, ya no es posible vivir con la esposa. De lo contrario, personas como Kardama Muni podrían haberlo hecho, y nada impediría su búsqueda de la realización personal.
Kardama Muni respetaba el mandato Védico de que ningún sannyasa debía tener relaciones con mujeres. ¿Pero cuál es la situación de una mujer abandonada por su marido? Ella es confiada a su hijo, quien promete liberar a su madre de la servitud material. Se supone que una mujer no puede alcanzar el sannyasa. Las pretendidas organizaciones espirituales modernas conceden el sannyasa a las mujeres, aunque las escrituras védicas no lo permiten en ninguna circunstancia. De lo contrario, si se hubiera permitido, Kardama Muni podría haber transmitido el sannyasa a su esposa. La mujer debe permanecer en casa. Sólo hay tres etapas en su vida: ella depende de su padre en la infancia, luego depende de su marido en la juventud y, finalmente, en la vejez, ella depende de su hijo adulto, como Kapila. En su vejez, el bienestar de la mujer depende de su hijo adulto. El hijo ideal, Kapila Muni, promete a su padre la liberación de su madre, para que éste pueda partir en paz, sin preocuparse por su buena esposa.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 24 – Texto 40.
¿Por qué Bhakti es mejor que Mukti?
Bhakti ocupa una posición mucho más elevada que mukti, porque los esfuerzos de una persona por liberarse de las garras materiales se ponen automáticamente al servicio de la devoción. Aquí se da el ejemplo de que el fuego del estómago puede digerir todo lo que comemos. Si nuestro poder digestivo es lo suficientemente fuerte, el fuego del estómago será capaz de digerir todo lo que ingerimos. Del mismo modo, un devoto no necesita esforzarse por separado para alcanzar la liberación. Su servicio a la Suprema Personalidad de Dios es el proceso de su liberación, porque dedicarse al servicio del Señor es liberarse de todas las ataduras materiales que aprisionan el alma condicionada. Sri Bilvamangala Thakura explicó muy bien esta postura. Dijo: «Si dedico devoción inquebrantable a los pies de loto del Señor Supremo, entonces mukti, o liberación, sirve como mi sierva. Mukti, la sierva, siempre está dispuesta a hacer todo lo que le pida».
Para un devoto, la liberación no plantea ningún problema. Tiene lugar sin ningún esfuerzo en particular. Por lo tanto, el bhakti es mucho más preferible que el mukti o la posición impersonal. Los impersonalistas se someten a severas penitencias y austeridades para alcanzar mukti, pero el bhakta, simplemente por dedicarse al proceso de bhakti, en particular cantando Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare. Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama, Hare Hare, desarrolla inmediatamente el control de la lengua al dedicarla a cantar y aceptar los restos de comida ofrecidos a la Divina Personalidad. Tan pronto como se controla la lengua, todos los demás sentidos se controlan automáticamente de forma natural. El control de los sentidos es la perfección del principio del yoga, y la liberación de una persona comienza inmediatamente en cuanto se dedica al servicio del Señor. Kapiladeva confirma que el bhakti, o servicio devocional, es gariyasi, más glorioso que siddhi, la liberación.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 25 – Texto 33.
La diferencia entre un mayawadi y un devoto puro.
Muchos de los llamados devotos creen que en el estado condicionado podemos adorar a la Personalidad Divina, pero que en última instancia no existe una personalidad. Afirman que, puesto que la Verdad Absoluta es informe y carente de personalidad, podemos imaginar momentáneamente una forma personal de la Verdad Absoluta impersonal, pero tan pronto como nos liberamos, el culto a la forma venerada desaparece. Esta es la teoría propuesta por la filosofía Mayavada. En realidad, los impersonalistas no se basan en la existencia de la Persona Suprema, sino en su resplandor corporal personal, que se denomina brahmajyoti. Aunque este brahmajyoti no es diferente de Su cuerpo personal, esta clase de unidad (fundirse en el resplandor corporal de la Personalidad Divina) no es aceptada por un devoto puro, porque los devotos se dedican a un placer mayor que el llamado placer de fundirse en Su existencia. El mayor placer es servir al Señor. Los devotos siempre están pensando en cómo servirle; siempre están ideando formas de servir al Señor Supremo, incluso en medio de los mayores obstáculos de la existencia material.
Los mayavadis aceptan la descripción de los tiempos del Señor como relatos, pero en realidad no son relatos, son hechos históricos. Los devotos puros aceptan los relatos de los tiempos del Señor no como historias, sino como la Verdad Absoluta. Las palabras mama paurusani son significativas. Los devotos están muy apegados a la glorificación de las actividades del Señor, mientras que los mayavadis ni siquiera pueden imaginar estas actividades. Según ellos, la Verdad Absoluta es impersonal. Sin existencia personal, ¿cómo puede haber actividad? Los impersonalistas consideran las actividades mencionadas en el Srimad-Bhagavatam, Bhagavadgita y otra literatura Védica como historias ficticias y por lo tanto las interpretan de la manera más maliciosa. No tienen idea de la Divina Personalidad. Ellos innecesariamente meten sus narices en las escrituras y las malinterpretan para engañar al público inocente. Las actividades de la filosofía Mayavada son muy peligrosas para el público, y es por eso que el Señor Caitanya nos ha advertido que nunca escuchemos a un Mayavadi acerca de ninguna escritura. Echarán a perder todo el proceso, y la persona que los escuche nunca podrá emprender el camino del servicio devocional para alcanzar la perfección más elevada, o sólo podrá hacerlo después de mucho tiempo.
Kapila Muni afirma claramente que las actividades bhakti, o actividades de servicio devocional, son trascendentales para mukti, que constituye pancama-purushartha. Generalmente, los individuos se entregan a actividades religiosas, al desarrollo económico y a la búsqueda de la gratificación de los sentidos, con la idea última de llegar a ser uno con el Señor Supremo (mukti). Sin embargo, el bhakti trasciende todas estas actividades. Así, el Srimad-Bhagavatam comienza afirmando que todas las formas de pretendida religiosidad se han alejado de su contenido y se han perdido. Las actividades rituales encaminadas al desarrollo económico, la gratificación de los sentidos y el deseo de fusión con el Señor Supremo, una vez agotada la gratificación de los sentidos, son todas rechazadas categóricamente en el Bhagavatam. Este texto está dirigido especialmente a los devotos puros, que permanecen constantemente en conciencia de Krishna, se dedican a las actividades del Señor y glorifican estas actividades trascendentales. Los verdaderos devotos adoran las actividades trascendentales del Señor en Vrindavana, Dvaraka y Mathura, tal como se describen en el Srimad-Bhagavatam y otros puranas. Los filósofos Mayavadi los descartan como historias ficticias, cuando en realidad son temas importantes y encantadores, que sólo pueden ser apreciados plenamente por los devotos. Esta es la diferencia fundamental entre un Mayavadi y un devoto puro.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 25 – Texto 34.
Descripción detallada del universo.
Este universo, o el cielo universal que podemos ver con sus innumerables planetas, tiene la forma de un huevo. Al igual que un huevo está cubierto con una cáscara, el universo está protegido por varias capas. La primera capa es el agua, la siguiente es el fuego, luego el aire, después el cielo, y la última capa, que lo sostiene, es pradhana. Dentro de este universo en forma de huevo se encuentra la forma universal del Señor, conocida como virat-purusa. Todas las diferentes situaciones planetarias son partes de Su cuerpo. Esto se explica al inicio del Srimad-Bhagavatam, en el Segundo Canto. Se considera que los sistemas planetarios constituyen diversas partes corporales de esa forma universal del Señor. A quienes no pueden dedicarse directamente a la adoración de la forma trascendental del Señor se les aconseja contemplar y adorar esta forma universal. El sistema planetario más bajo, Patala, se considera como la planta del Señor Supremo, mientras que la tierra se ve como Su vientre. Brahmaloka, el sistema planetario más elevado donde reside Brahma se identifica con la cabeza del Señor. Este virat-purusa es considerado una encarnación del Señor. La forma original del Señor es Krishna, como se confirma en el Brahma-samhita: adi-purusa. El virat-purusa también es purusa, pero no es adi-purusa. El adi-purusa es Krishna. Isvarah paramah Krishnah sac-cid-ananda-vigrahah. anadir adir govindah.
En el Bhagavad Gita, Krishna es reconocido como el adi-purusa, el original. Krishna afirma: «Nadie es más grande que Yo». Existen innumerables expansiones del Señor, y todas ellas son purusas, o disfrutadores; sin embargo, ni el virat-purusa ni los purusa-avataras—Karanodakasayi Vishnu, Garbhodakasayi Vishnu y Ksirodakasayi Vishnu—, ni ninguna de las demás expansiones, son el original. En cada universo hay Garbhodakasayi Vishnu, el virat-purusa y Ksirodakasayi Vishnu. Aquí se describe la manifestación activa del virat-purusa. Aquellos que se encuentran en un nivel de comprensión inferior sobre la Suprema Personalidad de Dios pueden visualizar la forma universal del Señor, como se sugiere en el Bhagavatam. Aquí se calculan las dimensiones del universo, cuyo recubrimiento exterior está formado por capas de agua, aire, fuego, cielo, ego y mahat-tattva; cada capa es diez veces mayor que la anterior. El espacio en el vacío del universo no puede ser medido por ningún científico humano, ni por nadie, y más allá de este vacío existen siete capas adicionales, cada una diez veces mayor que la anterior. La capa de agua es diez veces más grande que el diámetro del universo, y la capa de fuego es diez veces mayor que la de agua. De igual manera, la capa de aire es diez veces más extensa que la de fuego. Todas estas dimensiones son inconcebibles para la limitada mente humana. Esta descripción se refiere a un solo universo con forma de huevo. Existen innumerables universos además de este, algunos de los cuales son muchas veces más grandes. De hecho, se considera que este universo es el más pequeño; por lo tanto, el superintendente predominante, o Brahma, solo tiene cuatro cabezas para su administración. En otros universos, que son mucho mayores, Brahma tiene más cabezas. En el Caitanya-caritamrta se menciona que el Señor Krishna llamó un día a todos esos Brahmas a petición del pequeño Brahma, quien quedó asombrado al ver a los Brahmas más grandes. Esa es la inconcebible potencia del Señor. Nadie puede medir la longitud y la anchura de Dios mediante la especulación o la falsa identificación con Él. Tales intentos son síntomas de locura.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 26 – Texto 52.
Expansión del Señor como las cuatro Personalidades de la Divinidad.
La manifestación vāsudeva, el estado en que se entiende a la Suprema Personalidad de Dios, se denomina śuddha-sattva: bondad pura. En el estado śuddha-sattva, no hay la menor traza de las otras cualidades, es decir, de pasión o de ignorancia. En las Escrituras védicas se habla de la expansión del Señor en las cuatro Personalidades de Dios: Vāsudeva, Saṅkarṣaṇa, Pradyumna y Aniruddha. Aquí, en la reaparición del mahat-tattva, se repiten las cuatro expansiones. Aquel que está dentro como Superalma Se expande en primer lugar como Vāsudeva.
El estado vāsudeva está libre de la más mínima traza de deseos materiales, y es el estado en que se puede entender a la Suprema Personalidad de Dios, el objetivo adbhuta mencionado en el Bhagavad-gītā. Ese es otro aspecto del mahat-tattva. La expansión vāsudeva también se denomina estado de conciencia de Kṛṣṇa, pues está libre de toda traza de pasión e ignorancia materiales. Ese estado de entendimiento lúcido ayuda a conocer a la Suprema Personalidad de Dios. Ese estado vāsudeva también recibe en el Bhagavad-gītā el nombre de kṣetra-jña, que se refiere tanto al conocedor del campo de actividades, como al Superconocedor. El ser viviente que ha ocupado un determinado tipo de cuerpo conoce ese cuerpo en particular, pero Vāsudeva, el Superconocedor, no solamente conoce un tipo de cuerpo, sino que conoce también el campo de actividades en todos los diferentes tipos de cuerpos. Para establecernos en una situación de conciencia lúcida, o conciencia de Kṛṣṇa, debemos adorar a Vāsudeva. Vāsudeva es Kṛṣṇa solo. Cuando está solo, Kṛṣṇa, o Viṣṇu, es Vāsudeva, sin que Su energía interna Le acompañe. En compañía de Su potencia interna, Él recibe el nombre de Dvārakādhīśa. Para tener la conciencia lúcida, o conciencia de Kṛṣṇa, hay que adorar a Vāsudeva. En el Bhagavad-gītā se explica también que, después de muchísimos nacimientos, la persona se entrega a Vāsudeva. Esa gran alma es muy poco frecuente.
Para liberarse del falso ego, hay que adorar a Saṅkarṣaṇa. A Saṅkarṣaṇa también se Le adora a través del Señor Śiva; las serpientes que cubren el cuerpo del Señor Śiva son representaciones de Saṅkarṣaṇa, y el Señor Śiva está siempre absorto en meditar en Saṅkarṣaṇa. Aquel que en realidad adora al Señor Śiva como devoto de Saṅkarṣaṇa puede liberarse del ego material falso. Quien desee liberarse de las perturbaciones mentales, debe adorar a Aniruddha. Con este mismo fin, en las Escrituras védicas se recomienda también la adoración al planeta Luna. Paralelamente, para tener la inteligencia fija, hay que adorar a Pradyumna, a quien se llega por medio de la adoración a Brahmā. Estas cuestiones se explican en las Escrituras védicas.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 26 – Texto 21.
Cuanto más adicto es uno al disfrute sexual, más susceptible es de sufrir una muerte rápida.
Los yogīs y trascendentalistas que quieren tener vidas más largas, se abstienen voluntariamente de emitir semen. Cuanto más se pueden restringir las emisiones de semen, más alejado se está del problema de la muerte. Hay muchos yogīs que, siguiendo ese sistema, viven hasta trescientos o setecientos años, y en el Bhāgavatam se afirma claramente que emitir semen es causa de una muerte horrible. Cuanto más adicción al disfrute sexual, más peligro de una muerte pronta.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 26 – Texto 57.
Sin la energía vital, es imposible que la materia tome forma.
En el ámbito de la vida sexual, la fusión de las materias de los padres, que implica emulsión y secreciones, establece la condición necesaria para que un alma sea recibida en la materia, lo que permite que la combinación material evolucione gradualmente hacia un cuerpo completo. Este mismo principio se aplica a la creación universal: los elementos estaban presentes, pero fue solo al entrar el Señor en los elementos materiales que la materia comenzó a agitarse de verdad. Esa es la raíz del proceso creativo. Esto se puede observar en nuestra vida cotidiana; aunque tengamos arcilla, agua y fuego, solo al combinarlos adecuadamente obtenemos un ladrillo. Sin la energía vital, la materia no puede tomar forma. Igualmente, este mundo material no progresa a menos que sea agitado por el Señor Supremo en su forma de virat-purusa. Yasmad udatisthad asau virat: a través de Su agitación, se generó el espacio, y la forma universal del Señor también se manifestó en él.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 26 – Texto 51
El falso ego es el resultado de un mal uso de la independencia.
En el principio, a partir de la conciencia clara, o del estado puro de la conciencia de Krishna, surgió la primera contaminación. Es lo que se denomina el falso ego, o la identificación del cuerpo como el yo. La entidad viviente existe en el estado natural de conciencia de Krishna, pero tiene una independencia marginal, que le permite olvidar a Krishna. Originalmente, la conciencia pura de Krishna existe, pero debido al mal uso de la independencia marginal, hay una posibilidad de olvidar a Krishna. Esto puede verse en la vida diaria; hay muchos casos en los que una persona que actúa en conciencia de Krishna cambia repentinamente. En los Upanishads, se dice que el camino hacia la realización espiritual es como el filo de una navaja. El ejemplo es muy apropiado. Te afeitas muy bien las mejillas con una navaja afilada, pero en cuanto desvías tu atención, te cortas inmediatamente la mejilla porque has manejado mal la navaja.
No sólo es importante alcanzar la etapa de conciencia pura de Krishna, sino que también es crucial estar muy atento. La más mínima falta de atención o negligencia puede conducir a una caída, a menudo debida al falso ego. Desde la fase de conciencia pura, el falso ego se desarrolla debido al mal uso de la independencia. No podemos explicar las razones por las que el falso ego surge de la conciencia pura. En realidad, siempre existe el riesgo de que esto ocurra, por lo que es esencial tener mucho cuidado. El falso ego está en la raíz de todas las actividades materiales, que tienen lugar según los modos de influencia de la naturaleza material. Tan pronto como nos alejamos de la conciencia pura de Krishna, nos hundimos más profundamente en la reacción material. La maraña de ataduras materiales que aprisionan al alma condicionada reside en la mente, de donde provienen las manifestaciones de los sentidos y los órganos materiales.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 26 – Texto 24
El falso ego transforma todas las cosas materiales en fuentes de placer.
Ahankara, o el falso ego, se transforma en semidioses que controlan los asuntos materiales. El falso ego está representado por varios sentidos y órganos sensoriales, y la combinación de semidioses y sentidos crea objetos materiales. En el mundo material, creamos tantas cosas, que consideramos como el progreso de la civilización, pero en realidad, esto es una manifestación del falso ego. Todo lo material producido se convierte en objetos de placer. Es crucial no aumentar artificialmente nuestra necesidad de bienes materiales. El gran acarya Narottama dasa Thakura lamentaba que al apartarse de la conciencia pura de Vasudeva o conciencia de Krishna, uno cae en actividades materiales. Sus palabras exactas son: sat-sanga chadi’ kainu asate vilasa/ te-karane lagila ye karma-bandha-phansa: «He abandonado el estado puro de conciencia para entregarme a placeres materiales temporales; como resultado, he quedado atrapado en la red de acciones y reacciones».
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 26 – Texto 26.
La inteligencia proviene del modo de la pasión y la mente proviene del modo de la bondad.
La mente surge de la combinación del falso ego y la bondad. La bondad está vinculada al mantenimiento y el objetivo principal de la mente es mantener nuestra existencia material. Se dice que la inteligencia proviene de la combinación del falso ego y la pasión. La pasión está vinculada a la creación y el objetivo primordial de la inteligencia es crear más y más cosas nuevas para prolongar nuestra existencia. Así es como se distinguen la mente y la inteligencia. El deseo de aceptar o rechazar algo es un factor muy importante para la mente. Puesto que la mente se deriva del temperamento de la bondad, si se la fija en el Señor de la mente, Aniruddha, entonces la mente puede convertirse en conciencia de Krishna. Narottama dasa Thakura dice que siempre tenemos deseos. La mente básicamente desea. Estos deseos no pueden detenerse. Sin embargo, tan pronto como transferimos nuestros deseos para satisfacer a la Suprema Personalidad de Dios, esto constituye la perfección de la vida. Tan pronto como un deseo es dirigido a dominar la naturaleza material, se contamina con la materia. El deseo debe ser purificado. Para empezar, este proceso de purificación debe emprenderse a instancias del maestro espiritual, pues él sabe cómo pueden transformarse los deseos del discípulo en conciencia de Krishna. En cuanto a la inteligencia, aquí se dice claramente que es el fruto del ego falso y la pasión. Mediante la práctica, uno alcanza la cualidad de la bondad, y al rendirse o fijar la mente en la Suprema Personalidad de Dios, uno se convierte en una personalidad muy grande, o mahatma. En el Bhagavad-gita se dice claramente, sa mahatma sudurlabhah: «Un alma tan grande es muy poco frecuente.»
Este versículo destaca el hecho de que los dos tipos de percepción -los que nos permiten adquirir conocimiento y los que nos permiten actuar- son ambos producto del ego asociado al temperamento de la pasión. Puesto que los órganos sensoriales necesarios para la actividad y la adquisición de conocimiento requieren energía, la energía vital, o energía de la vida, también es generada por el ego influido por el temperamento de la pasión. Así, se ha observado que los individuos fuertemente propensos a la pasión pueden progresar rápidamente en la adquisición de bienes materiales. Las escrituras Védicas recomiendan que si una persona debe ser alentada a adquirir bienes materiales, también debe ser alentada en su vida sexual. Así pues, se comprueba que aquellos que se implican mucho en su vida sexual también se ven favorecidos materialmente, porque la vida apasionada también estimula el progreso material de la civilización. Para aquellos que aspiran a progresar a nivel espiritual, el temperamento pasional es prácticamente inexistente, predominando la bondad. Así, quienes se dedican a la conciencia de Krishna suelen carecer de posesiones materiales, pero hay que subrayar que la verdadera grandeza se revela a quienes saben observar. A pesar de su apariencia de pobreza material, las personas en conciencia de Krishna no son realmente pobres. Por otro lado, aquellos que no muestran interés en la conciencia de Krishna y parecen encontrar la felicidad en sus posesiones materiales son en realidad indigentes. Las personas apegadas a la conciencia material sobresalen en la búsqueda de comodidades materiales, pero no tienen acceso a la comprensión del espíritu, el alma y la vida espiritual. Por lo tanto, cualquiera que desee progresar en el plano espiritual debe cultivar un deseo purificado, un deseo purificado de servicio devocional, para volver al plano de la devoción pura, tal como se prescribe en el Narada-pancaratra. El compromiso con el servicio del Señor, una vez que los sentidos se han purificado en la conciencia de Krishna, se denomina devoción pura.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 26 – Texto 31.
Ningún avance científico material puede producir vida.
El factor principal de la naturaleza material es el mahat-tattva, la fuente de reproducción de todas las especies. Esta parte de la naturaleza material, también llamada pradhana y Brahman, está impregnada por la Suprema Personalidad de Dios y da origen a diversas entidades vivientes. En este contexto, la naturaleza material se denomina Brahman porque es un reflejo alterado de la naturaleza espiritual.
El Vishnu Purana afirma que los seres vivientes pertenecen a la naturaleza espiritual. El poder del Señor Supremo es espiritual, y aunque los seres vivientes son considerados como poder marginal, también son espirituales. Si los seres vivientes no fueran espirituales, la penetración del Señor Supremo no sería posible. El Señor Supremo no coloca Su semilla en lo que no es espiritual, pero se dice que lo hace en la naturaleza material. Esto significa que las entidades vivientes son espirituales por naturaleza. Después de la impregnación, la naturaleza material da nacimiento a todo tipo de seres vivientes, desde la criatura viviente más grande, el Señor Brahma, hasta la hormiga más insignificante, en todo tipo de formas. El Bhagavad-gita (14.4) menciona claramente la naturaleza material como sarva-yonisu, es decir, la fuente de todas las variedades de especies, incluidos los semidioses, los seres humanos, los animales, las aves y las bestias; en resumen, todo lo que se manifiesta. Según esta analogía, la naturaleza material es la madre, y la Suprema Personalidad de Dios es el padre que da las semillas.
Se suele decir que el padre da la vida al niño mientras que la madre le da su cuerpo; aunque la semilla de la vida es dada por el padre, el cuerpo se desarrolla en el vientre de la madre. Del mismo modo, las entidades vivientes espirituales son fecundadas en el vientre de la naturaleza material, pero el cuerpo, proporcionado por la naturaleza material, adopta muchas formas de vida diferentes. La teoría de que los síntomas de la vida surgen de la interacción de los veinticuatro elementos materiales no se sostiene aquí. La fuerza vital procede directamente de la Suprema Personalidad de Dios y es enteramente espiritual. Por lo tanto, ningún avance científico material puede producir vida. La fuerza vital proviene del mundo espiritual y no tiene ninguna relación con la interacción de los elementos materiales.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 26 – Texto 19.
¿Adónde va el alma tras liberarse del cuerpo material?
Sva-samsthana indica que los impersonalistas no tienen un lugar específico donde residir. Al renunciar a su individualidad, la chispa viviente se fusiona con la refulgencia impersonal que emana del cuerpo trascendental del Señor. En cambio, el devoto tiene un hogar definido. Si bien los planetas descansan en el sol, este último no posee un lugar de reposo específico. Al llegar a un planeta en particular, uno finalmente encuentra su lugar de descanso. El cielo espiritual, conocido como kaivalya, está compuesto únicamente de luz dichosa y está bajo la protección de la Suprema Personalidad de Dios. Como se menciona en el Bhagavad-gita (14.27), «brahmano hi pratisthaham»: la refulgencia impersonal de Brahman se asienta sobre el cuerpo de la Suprema Personalidad de Dios. Esto significa que la refulgencia corporal de la Suprema Personalidad es kaivalya, o Brahman impersonal. Dentro de esta refulgencia hay planetas espirituales, conocidos como Vaikunthas, de los cuales Krishnaloka es el principal. Algunos devotos son elevados a los planetas Vaikuntha, mientras que otros son llevados a Krishnaloka. De acuerdo al deseo particular del devoto, se le otorga un hogar específico, llamado sva-samsthana, que corresponde a su destino deseado. Por la gracia del Señor, el devoto que se ha autorrealizado y está dedicado al servicio devocional comprende su destino incluso mientras vive en el cuerpo material. Por esto, realiza sus actividades devocionales de manera constante, sin dudar, y al abandonar su cuerpo material, accede inmediatamente al destino para el cual se ha preparado. Una vez que llega a esa morada, nunca más regresa a este mundo material.
Las palabras «lingad vinirgame» se refieren a la liberación de los dos tipos de cuerpos materiales, el sutil y el burdo. El cuerpo sutil está conformado por la mente, la inteligencia, el falso ego y la conciencia contaminada, mientras que el cuerpo burdo se compone de cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire y éter.
Al ser transportado hacia el mundo espiritual, uno deja atrás los cuerpos sutil y burdo de este mundo material. Entra en el cielo espiritual en su cuerpo puro y espiritual, siendo ubicado en uno de los planetas espirituales. Aunque los impersonalistas también alcanzan ese cielo espiritual tras renunciar a sus cuerpos materiales, no son ubicados en los planetas espirituales; en cambio, se les permite fundirse en la refulgencia espiritual que emana del cuerpo trascendental del Señor. La palabra svasamsthanam tiene un significado importante: una entidad viviente alcanza su morada de acuerdo a su preparación. La refulgencia impersonal de Brahman está disponible para los impersonalistas, pero aquellos que desean reunirse con la Suprema Personalidad de Dios en Su forma trascendental como Narayana en los Vaikunthas, o con Krishna en Krishnaloka, son llevados a esas moradas, de donde nunca regresan.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 27 – Texto 29.
Las actividades del alma liberada deben aceptarse como una continuación de las actividades pasadas.
Pueden plantearse las siguientes preguntas. Mientras el alma liberada está en contacto con el cuerpo, ¿por qué no la afecta la actividad corporal? ¿No está contaminada por la acción y la reacción de las actividades materiales? Este versículo responde a estas preguntas explicando que el cuerpo material de un alma liberada está a cargo de la Suprema Personalidad de Dios. No funciona por la fuerza vital de la entidad viviente; simplemente actúa como reacción a las actividades pasadas. Al igual que un ventilador eléctrico sigue girando durante algún tiempo después de haber sido apagado, de la misma manera, aunque el alma liberada pueda parecer que actúa como un ser humano ordinario, sus actividades deben ser vistas como una continuación de las actividades anteriores. En un sueño, uno puede verse poseyendo diversos cuerpos, pero una vez despierto, se da cuenta de que todos esos cuerpos eran ficticios. Del mismo modo, aunque el alma liberada posea elementos derivados del cuerpo, como hijos, esposa, casa, etc., no se identifica con estas extensiones corporales. Comprende que son productos del sueño material. El cuerpo físico está formado por los elementos físicos de la materia, mientras que el cuerpo sutil está formado por la mente, la inteligencia, el ego y la conciencia. Si podemos considerar que el cuerpo sutil en un sueño es ficticio y no identificarnos con él, entonces una persona despierta ciertamente no necesita identificarse con el cuerpo físico. Del mismo modo que una persona despierta no está vinculada en modo alguno a las actividades de su cuerpo en un sueño, un alma despierta y liberada no está concernida en modo alguno por las actividades de su cuerpo actual. En otras palabras, conociendo su posición constitutiva, nunca suscribe el concepto corpóreo de la vida.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 28 – Texto 38.
La filosofía que no tiene como objetivo el servicio devocional al Señor se considera especulación mental.
El bhakti-yoga, servicio devocional, es el principio básico de todos los sistemas filosóficos; cualquier filosofía que no tenga como objetivo el servicio devocional al Señor se considera mera especulación mental. Pero, por supuesto, el bhakti-yoga sin una base filosófica es más o menos un sentimiento. Hay dos categorías de hombres. Algunos se consideran intelectualmente avanzados y se contentan con especular y meditar, mientras que otros son sentimentales y carecen de base filosófica para sus proposiciones. Ninguno de ellos puede alcanzar la meta más alta de la vida – o, si lo hacen, les tomara muchos años. Por lo tanto, la literatura védica sugiere que hay tres elementos – a saber, el Señor Supremo, la entidad viviente y su relación eterna – y que el objetivo de la vida es seguir los principios del bhakti, o servicio devocional, y en última instancia, llegar al planeta del Señor Supremo en completa devoción y amor, como un eterno servidor del Señor.
La filosofía Sankhya es un estudio analítico de toda la existencia. Es esencial comprenderlo todo examinando su naturaleza y sus características, un proceso reconocido como la adquisición del conocimiento. Sin embargo, no basta con acumular conocimientos sin alcanzar el propósito de la vida o el principio fundamental de la adquisición de conocimientos: el bhakti-yoga. Abandonar el bhakti-yoga y concentrarse únicamente en el estudio analítico de la naturaleza de las cosas, tal como son, no conducirá prácticamente a ningún resultado. En el Bhagavatam se menciona que dedicarse a esto es algo así como descascarillar un arroz. No sirve de nada quitar la cáscara si ya se ha quitado el grano. No tiene sentido trillar la cáscara si ya se ha eliminado el grano. El estudio científico de la naturaleza material, la entidad viviente y la superalma nos permite comprender el principio fundamental del servicio devocional al Señor.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 29 – Texto 02.
En el momento de la muerte, el individuo será absorbido por los pensamientos que ha cultivado a lo largo de su vida.
En el Bhagavad-gita se enseña que, en el momento de la muerte, una persona será absorbida por los pensamientos que ha alimentado a lo largo de su vida. Por ejemplo, una persona que ha dedicado su vida a cuidar de su familia verá cómo los asuntos familiares ocupan sus últimos pensamientos. Esta es la secuencia natural para una persona corriente. De hecho, el hombre corriente no es consciente del destino de su vida; simplemente está absorbido por las preocupaciones materiales y por el sustento de su familia. Cuando se acerca la muerte, nadie está satisfecho con la forma en que ha gestionado los aspectos económicos de su familia; todos sienten que no han sido capaces de satisfacer todas sus necesidades. Impulsados por un profundo apego a su familia, descuidan su principal deber, que es controlar sus sentidos y cultivar su conciencia espiritual. A veces, un moribundo confía los asuntos familiares a su hijo o a un pariente, diciendo: «Me voy. Por favor, cuida de la familia». Ignorando su futuro destino, siente, sin embargo, en el umbral de la muerte, una preocupación por la continuidad de su familia. No es infrecuente que el moribundo pida al médico que prolongue su vida, aunque sólo sea unos años, para llevar a cabo el plan de sustento familiar que ha iniciado. Estas actitudes dan testimonio de los tormentos materiales del alma condicionada. El individuo olvida por completo su compromiso espiritual fundamental -volverse consciente de Krishna- y sigue preocupado por planificar el sustento de su familia, aunque cambie de familia varias veces.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 30 – Texto 18.
La entidad viviente condicionada se siente satisfecha con el tipo específico de cuerpo que se le ha atribuido.
Se dice que, en una ocasión, Indra, el Rey del cielo, fue maldecido por su maestro espiritual, Brhaspati, debido a su comportamiento inadecuado, lo que lo convirtió en un cerdo en este planeta. Después de un tiempo, cuando Brahma decidió devolverlo a su reino celestial, Indra, en forma de cerdo, había olvidado todo sobre su verdadera posición en el reino celestial y se negó a regresar. Este es el efecto de maya. Incluso Indra olvida su vida celestial y se conforma con la existencia de un cerdo. Bajo la influencia de maya, el alma condicionada se apega tanto a su tipo específico de cuerpo que, si se le ofrece: «Renuncia a este cuerpo y tendrás el de un rey», no lo acepta. Este apego somete fuertemente a todas las entidades vivientes condicionadas. El Señor Krishna hace un llamado personal: «Abandona todo lo del mundo material. Ven a Mí y te brindaré protección», pero no nos abandonamos. Pensamos: «Estamos bien. ¿Por qué deberíamos rendirnos a Krishna y volver a Su reino?». Esto se conoce como ilusión, o maya. Todo el mundo se siente satisfecho con su nivel de vida, por abominable que este sea.
Fuente:A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 30 – Texto 05
El proceso de castigo en la morada de Yamaraja.
Todo ser vivo está formado por un cuerpo sutil y un cuerpo físico. El cuerpo sutil incluye la mente, el ego, la inteligencia y la conciencia. Las escrituras indican que los agentes de Yamaraja capturan el cuerpo sutil del culpable para llevarlo a su morada a fin de infligirle un castigo que pueda soportar. No muere como resultado de este castigo, porque si lo hiciera, ¿quién sufriría el castigo? La misión de los agentes de Yamaraja no es ejecutar a la gente. En realidad, es imposible poner fin a la vida de un ser vivo, porque es eterna; simplemente tiene que afrontar las consecuencias de sus actos de búsqueda de satisfacción de los sentidos. El proceso de castigo se describe en el Caitanya-caritamrta. Antiguamente, los hombres del rey llevaban a los criminales al medio del río en una barca. Los sumergían agarrando un puñado de pelo, sumergiéndolos completamente bajo el agua. Cuando estaban a punto de asfixiarse, los sacaban para permitirles respirar un momento y volvían a sumergirlos. Yamaraja inflige un castigo semejante al alma confundida, como relatan los versos siguientes. Al transitar de este planeta al de Yamaraja, el culpable, escoltado por los agentes, se topa con muchos perros ladradores que le recuerdan sus actos criminales ligados a la búsqueda de placer. El Bhagavad-gita menciona que nos volvemos casi ciegos y sin sentido cuando nos dejamos llevar por el deseo de gratificación sensorial. Uno se olvida de todo. Kamais tais tair hrta jnanah. Cuando uno está demasiado obsesionado con la gratificación sensorial, pierde todo discernimiento y no considera las repercusiones de sus acciones. Los perros empleados por Yamaraja sirven para relatar sus acciones en busca de placer. Mientras vivamos en un cuerpo físico, las leyes de los gobiernos modernos fomentarán estas actividades. En todo el mundo, el Estado apoya estos comportamientos, por ejemplo, mediante el control de la natalidad. A las mujeres se les dan píldoras y se les permite acudir a clínicas para abortar. Se trata de satisfacer los sentidos. En realidad, el sexo debería ser para tener hijos. Sin embargo, las personas no controlan sus sentidos y no hay instituciones que las eduquen en este control, lo que hace a los individuos vulnerables a los errores de la búsqueda del placer y al sufrimiento después de la muerte, como se describe en el Srimad-Bhagavatam. Bajo un sol abrasador, el criminal tiene que cruzar caminos de arena ardiente, rodeado de incendios forestales. Es azotado por los agentes por su incapacidad para avanzar, se enfrenta al hambre y la sed, sin acceso a agua potable, refugio o un lugar donde descansar. A veces, el criminal se desploma por agotamiento o pierde el conocimiento, pero se le obliga a levantarse de nuevo. De este modo, es llevado rápidamente ante Yamaraja. De este modo, el criminal tiene que recorrer noventa y nueve mil yojanas en un corto espacio de tiempo, antes de ser inmediatamente sumido en el castigo que su destino le tiene reservado. Un yojana equivale a ocho millas, lo que significa que el criminal recorre 792.000 millas. Tal distancia se recorre en pocos segundos. El cuerpo sutil está envuelto por los agentes para permitir a la entidad viviente cubrir esta distancia rápidamente mientras soporta el sufrimiento. Aunque esta envoltura es material, está formada por elementos tan finos que los científicos no pueden determinar su composición. Para los viajeros espaciales modernos, recorrer 792.000 millas en un instante parece increíble. Hasta ahora han viajado a una velocidad de 18.000 millas por hora, mientras que aquí un criminal recorre 792.000 millas en pocos segundos, aunque este proceso es material y no espiritual. En los sufrimientos infernales, el criminal debe consumir su propia carne consumida por el fuego o permitir que otros presentes se la coman. Durante la última gran guerra, la gente en los campos de concentración a veces comía sus propios excrementos. No es de extrañar, pues, que en Yamasadana, la morada de Yamaraja, aquel que ha vivido cómodamente alimentándose de la carne de los demás, de repente tenga que saborear la retribución comiendo su propia carne. Sus entrañas son devoradas por perros y buitres, obligados a contemplar esta escena, mientras es atormentado por serpientes, escorpiones y otros monstruos que le muerden. A continuación, los elefantes le arrancan los miembros. Le arrojan desde la cima de una montaña, le mantienen cautivo en el agua o le encierran en una cueva. El error de la civilización moderna reside en que el hombre no cree en la vida después de la muerte. Sin embargo, creamos o no en ella, una vida futura existe, y hay que soportarla si no vivimos de forma responsable, de acuerdo con los preceptos de escrituras sagradas como los Vedas y los Puranas. Las especies inferiores a los humanos no son responsables de sus actos porque están limitadas por su naturaleza. Sin embargo, en el desarrollo de la conciencia humana, si uno descuida la responsabilidad de sus actos, le espera una vida en el infierno, como se detalla en este documento.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 30 – Texto 20 a 27 y Texto 30.
La mujer creada por el señor es una representación de maya.
A veces, un pozo abandonado se cubre de hierba, y un viajero desprevenido que ignora su existencia puede caer en él, provocando así su muerte. De manera similar, la relación con una mujer comienza cuando un hombre acepta su servicio, puesto que la mujer fue creada por el Señor para servir al hombre. Al aceptar dicho servicio, el hombre queda atrapado. Si no es lo suficientemente perspicaz para darse cuenta de que ella es la puerta hacia la vida infernal, puede disfrutar de su compañía de manera despreocupada. Esto estaba restringido hace cincuenta años en la sociedad hindú, para aquellos que aspiran a ascender a un estado trascendental, una esposa no podía ver a su marido durante el día. Los dueños de casa tenían habitaciones separadas: las interiores eran para la mujer y las exteriores para el hombre. La aceptación del servicio de una mujer puede parecer placentera, pero debe procederse con cautela, ya que se dice que la mujer es la puerta hacia la muerte o el olvido de uno mismo, bloqueando el camino hacia la realización espiritual.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 31 – Texto 40.
Tanto el hombre como la mujer deben sentirse atraídos por el servicio del Señor.
En las enseñanzas del Señor Kapiladeva se explica que no sólo la mujer es la puerta del infierno para el hombre, sino también el hombre lo es para la mujer. Todo radica en el apego. Un hombre se apega a una mujer por su servicio, belleza y otras cualidades, y una mujer se apega a un hombre por los bienes que él le proporciona, como un hogar, adornos, vestimenta e hijos. Esto crea un apego mutuo. Mientras estén unidos por el disfrute material, la mujer es peligrosa para el hombre, y viceversa. Sin embargo, si ese apego se redirige hacia Krishna, ambos adquirirán conciencia de Krishna, y el matrimonio se tornará agradable. Así, Srila Rupa Gosvami recomienda:
anasaktasya visayan yatharham upayunjatah
nirbandhah Krishna-sambandhe yuktam vairagyam ucyate
(Bhakti-rasamrta-sindhu 1.2.255)
El hombre y la mujer deben vivir juntos como cabezas de familia en relación con Krishna, únicamente con el propósito de cumplir con sus deberes al servicio de Krishna. Esto implica involucrar a los niños, a la esposa y al marido en deberes conscientes de Krishna, de este modo, todos estos apegos corporales o materiales desaparecerán. Dado que el medio es Krishna, la conciencia es pura y no hay posibilidad de degradación en ningún momento.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 31 – Texto 42.
Las personas materialistas no se sienten atraídas por las actividades trascendentales del Señor Supremo.
Según la filosofía védica, existen cuatro principios que elevan al ser humano: la religiosidad, el desarrollo económico, la gratificación de los sentidos y la liberación. Aquellos que solo se enfocan en disfrutar de lo material suelen planificar la ejecución de sus deberes, buscando mejorar su condición económica para disfrutar la vida material. Estas personas se interesan en los tres procesos de elevación: la religiosidad, el bienestar económico y la satisfacción sensorial. Este enfoque se conoce como trai-vargika, donde «trai» significa «tres» y «vargika» se refiere a «procesos de elevación». Sin embargo, quienes son materialistas no sienten curiosidad ni interés por la Suprema Personalidad de Dios y, en cambio, tienden a ser antagónicos hacia Él.
La Suprema Personalidad de Dios es descrita aquí como hari-medhah, «Aquel que puede liberar del ciclo de nacimientos y muertes». Los materialistas no se interesan a los maravillosos pasatiempos del Señor, considerándolos ficciones y creyendo que la Divinidad tiene una naturaleza material. No están en condiciones de avanzar en el servicio devocional o en la conciencia de Krishna. Prefieren las historias de los periódicos, las novelas y los dramas ficticios, y no se sienten atraídos por las actividades genuinas del Señor, como las de Krishna en Kuruksetra o las de los Pandavas en Vrindavana y Dvaraka, que son relatadas en el Bhagavad-gita y el Srimad-Bhagavatam. En cambio, se interesan más por las actividades de los políticos o los hombres ricos de este mundo.
Todo el mundo está fascinado de escuchar historias sobre las acciones de otros, ya sean políticos, ricos o personajes célebres o de ficción. Existen cantidades interminables de literaturas sin sentido y filosofías especulativas en las que los materialistas suelen interesarse. Sin embargo, cuando se les presentan obras auténticas de conocimiento como el Srimad-Bhagavatam, el Bhagavad-gita, el Vishnu Purana o textos religiosos de otras culturas, como la Biblia y el Corán, no muestran ningún interés. Estos individuos son considerados perdidos por el orden supremo, del mismo modo que un cerdo. Este último se contenta con consumir excrementos. Aunque se le presente un delicioso preparado a base de leche condensada o ghee, no lo disfrutará; preferirá las materias fecales, que le resultan mucho más sabrosas. Se considera que las personas materialistas están condenadas porque se apasionan por actividades inferiores, descuidando las que son trascendentales. El relato de las actividades del Señor es como el néctar, y al lado de eso, cualquier información que pueda despertar nuestro interés es en realidad infernal.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 32 – Textos 18 y 19.
En la conciencia de Krishna, nada está prohibido, pero todo se hace yukta, adecuadamente regulado.
Deben observarse las reglas y regulaciones prescritas, como se confirma en el Bhagavad-gita, yuktahara-viharasya. Cuando una persona se dedica al servicio devocional en conciencia de Krishna, siempre debe comer, dormir, defenderse y aparearse, porque son necesidades del cuerpo. Pero realiza estas actividades de manera regulada. Debe comer Krishna-prasada. Debe dormir según principios regulados. El principio es reducir la duración del sueño y reducir la ingesta de alimentos, tomando sólo lo necesario para mantener el cuerpo en forma. En resumen, el objetivo es el progreso espiritual, no la gratificación de los sentidos. Del mismo modo, la vida sexual debe reducirse. La vida sexual está destinada únicamente a producir hijos conscientes de Krishna. De lo contrario, el sexo es innecesario. Nada está prohibido, pero todo se hace yukta, regulado, con el objetivo superior siempre en mente. Siguiendo todas estas reglas de vida, uno se purifica y todos los conceptos erróneos debidos a la ignorancia se anulan. Aquí se afirma expresamente que las causas de la servitud material se superan por completo.
La enseñanza sánscrita de anartha-nivritti indica que este cuerpo no es deseable. Nosotros, como almas espirituales, nunca hemos necesitado este cuerpo material. Sin embargo, debido a nuestro deseo de buscar satisfacción a través de un cuerpo material, se nos provee de él bajo la influencia de la energía material, actuando bajo la dirección de la Suprema Personalidad de Dios. Cuando volvemos a nuestra posición original como servidores del Señor Supremo, empezamos a olvidar las necesidades del cuerpo y acabamos olvidando el cuerpo mismo.
A veces, durante un sueño, adoptamos un cuerpo determinado con el que nos movemos a lo largo del sueño. Puedo soñar que vuelo por el cielo, que camino por un bosque o que estoy en un lugar desconocido. Sin embargo, en cuanto me despierto, me olvido por completo de esos cuerpos. De la misma manera, cuando una persona es consciente de Krishna y está completamente dedicada a Él, olvida todos sus cambios de cuerpo. Cambiamos constantemente de cuerpo, desde el momento en que nacemos en el vientre de nuestra madre. Pero cuando despertamos a la conciencia de Krishna, todos estos cuerpos se vuelven insignificantes. De hecho, la prioridad es el compromiso del alma con la verdadera vida espiritual. Las necesidades corporales pasan a un segundo plano, porque el compromiso del alma con la verdadera vida espiritual es ineludible. Las actividades de servicio devocional en plena conciencia de Krishna son la fuente de nuestra elevación a la trascendencia. Las palabras «bhagavaty atma-samsraye» se refieren a la Divina Personalidad como el alma suprema, o el alma de todos. En el Bhagavad-gita, Krishna dice, «bijam mam sarva-bhutanam»: «Yo soy la semilla de todas las entidades». Al refugiarse en el Ser Supremo mediante el proceso del servicio devocional, uno se sitúa plenamente dentro del concepto de la Personalidad Divina. Como describe Kapila, «mad-guna-sruti-matrena», cualquiera que sea plenamente consciente de Krishna y esté situado en la Divina Personalidad se llena inmediatamente de amor por Dios en cuanto oye hablar de las cualidades trascendentales del Señor.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 33 – Texto 26
Incluso grandes semidioses como Brahma y el Señor Shiva quedan cautivados por la belleza de las mujeres.
El Señor Brahma, cautivado por los encantos de su hija, y el Señor Shiva, atraído por la forma de Mohini del Señor, son ejemplos que nos enseñan que incluso grandes semidioses como Brahma y Shiva, sin mencionar a las almas condicionadas ordinarias, son impactados por la belleza femenina. Por lo tanto, se aconseja a todos que eviten relacionarse libremente, incluso con su madre, hermana o hija, ya que los sentidos son tan poderosos que, al sentirse atraídos, no toman en cuenta la relación familiar. Por ello, lo más adecuado es practicar el control de los sentidos a través del bhakti-yoga, dedicándose al servicio de Madana-mohana. Krishna es conocido como Madana-mohana porque puede dominar al dios del amor, Cupido. Solo al entregarse al servicio de Madan-mohana se pueden controlar los impulsos de Cupido; de lo contrario, los esfuerzos por restringir los sentidos serán en vano.
La primera criatura viviente es Brahma, y de él nacieron sabios como Marici, quienes a su vez dieron origen a Kasyapa Muni, entre otros. Kasyapa Muni y los Manus generaron diversos semidioses y seres humanos, sin embargo, ninguno escapa al hechizo de maya en forma de mujer. En el mundo material, desde Brahma hasta las criaturas más pequeñas, todos son atraídos por la vida sexual. Este es el principio fundamental de la existencia en el mundo material. El que Brahma se sintiera atraído por su propia hija es un claro ejemplo de que nadie está libre de la atracción sexual. La mujer, por lo tanto, representa una creación maravillosa de maya para mantener a las almas condicionadas encadenadas.
Existen numerosos casos en la historia de grandes conquistadores que fueron cautivados por los encantos de Cleopatra. Es necesario estudiar el poder de atracción de la mujer y la respuesta del hombre ante ello. ¿De dónde proviene esta inclinación? Según el Vedanta-sutra, comprendemos que todo se origina en la Suprema Personalidad de Dios, quien es descrito como la fuente de todo. Allí se menciona, «janmady asya yatah». Esto significa que la Suprema Personalidad de Dios, o la Persona Suprema, Brahman, la Verdad Absoluta, es la causa de todo lo que existe. Tanto el poder cautivador de la mujer como la susceptibilidad del hombre hacia tal atracción también deben estar presentes en la Suprema Personalidad de Dios en el ámbito espiritual y reflejarse en Sus pasatiempos trascendentales.
El Señor es la Persona Suprema, el varón supremo. Así como un hombre común siente atracción por una mujer, de manera similar está esta propensión en la Suprema Personalidad de Dios. Él también anhela ser atraído por la belleza femenina. Sin embargo, la pregunta que surge es: si Él desea ser cautivado, ¿sería por cualquier mujer material? No es posible. Incluso aquellos que habitan en esta existencia material pueden renunciar a la atracción femenina si se sienten atraídos por el Brahman Supremo. Este fue el caso de Haridasa Thakura, quien ignoró las tentativas de una hermosa prostituta que intentó seducirlo en plena noche, ya que él se hallaba en el servicio devocional y en amor trascendental hacia Dios. En lugar de ser cautivado, transformó a la prostituta en una gran devota gracias a su asociación trascendental. De esta forma, la atracción material no puede cautivar al Señor Supremo. Cuando Él desea ser atraído por una mujer, debe crearla a partir de Su propia energía. Esta mujer es Radharani. Los Gosvamis explican que Radharani es la manifestación de la potencia de placer de la Suprema Personalidad de Dios. Cuando el Señor Supremo busca experimentar placer trascendental, necesita crear una mujer a partir de Su energía interna. Por lo tanto, la inclinación hacia la belleza femenina es natural y existe también en el mundo espiritual, aunque en el mundo material se manifiesta de forma distorsionada, lo que origina tantos problemas. Alternativamente, si uno se acostumbra a sentir atracción por la belleza de Radharani y Krishna, se confirma la declaración del Bhagavad-gita, «param drstva nivartate». Cuando uno es atraído por la belleza trascendental de Radha y Krishna, pierde el interés por las bellezas materiales. Este es el significado especial de la adoración a Radha-Krishna. Yamunacarya lo testifica al decir: «Desde que me he sentido atraído por la belleza de Radha y Krishna, cuando surge la atracción por una mujer o recuerdo de la vida sexual, inmediatamente la desprecio y siento aversión». Al sentir atracción por Madana-mohana y la belleza de Krishna y Sus compañeras, los lazos de la vida condicionada, es decir, la belleza de la mujer material, ya no pueden cautivarnos.
Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo – Texto 36 a 38



























