Sin la energía vital, es imposible que la materia tome forma.

En el ámbito de la vida sexual, la fusión de las materias de los padres, que implica emulsión y secreciones, establece la condición necesaria para que un alma sea recibida en la materia, lo que permite que la combinación material evolucione gradualmente hacia un cuerpo completo. Este mismo principio se aplica a la creación universal: los elementos estaban presentes, pero fue solo al entrar el Señor en los elementos materiales que la materia comenzó a agitarse de verdad. Esa es la raíz del proceso creativo. Esto se puede observar en nuestra vida cotidiana; aunque tengamos arcilla, agua y fuego, solo al combinarlos adecuadamente obtenemos un ladrillo. Sin la energía vital, la materia no puede tomar forma. Igualmente, este mundo material no progresa a menos que sea agitado por el Señor Supremo en su forma de virat-purusa. Yasmad udatisthad asau virat: a través de Su agitación, se generó el espacio, y la forma universal del Señor también se manifestó en él.

Fuente: A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada (edición 2014), «Srimad Bhagavatam», Tercer Canto, Capítulo 26 – Texto 51

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